Cartas al director

Marruecos

En la mayoría de las ocasiones que leo los periódicos y me encuentro con artículos que hablan sobre Marruecos, y cuyo contenido es, obviamente, antimarroquí -en la mayoría de los casos-, me entran ganas de responder por escrito a sus autores, pero al final me olvido del tema y paso completamente. Pero al leer la carta publicada bajo el título Éticamente insoslayable, publicada el 28 de julio de 1999, sentí una rabia -será por las circunstancias- que no pude contenerme y por esto le voy a aclarar ciertas cosas.La población marroquí demostró en estos días a todo el mundo lo que es el verdadero s...

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En la mayoría de las ocasiones que leo los periódicos y me encuentro con artículos que hablan sobre Marruecos, y cuyo contenido es, obviamente, antimarroquí -en la mayoría de los casos-, me entran ganas de responder por escrito a sus autores, pero al final me olvido del tema y paso completamente. Pero al leer la carta publicada bajo el título Éticamente insoslayable, publicada el 28 de julio de 1999, sentí una rabia -será por las circunstancias- que no pude contenerme y por esto le voy a aclarar ciertas cosas.La población marroquí demostró en estos días a todo el mundo lo que es el verdadero sentimiento de la lealtad, sentimiento característico de la nobleza. El rey, que en paz descanse, era para nosotros un padre, un líder y un guía hacia la prosperidad. Permítame que le diga que fueron los colonizadores -franceses y españoles- y no Hassan II, quienes han privado al pueblo marroquí de la democracia y fomentaron la desigualdad y el analfabetismo, una democracia que el difunto rey estaba restaurando de una manera lenta, pero segura y sólida, que aguante los cambios políticos, sociales y económicos que esperan al país.

Los que salieron a las calles en todo el reino para dar el último adiós y expresaron sus sinceros sentimientos de dolor son esa clase de gentes que, según usted, por su culpa está en la miseria, y esto sí es lealtad y respeto.

Respecto al pueblo marroquí del Sáhara, le digo que tienen las puertas de su patria abiertas de par en par y los brazos de sus habitantes tendidas para lo que haga falta. Nuestra unión fortalecerá nuestra posición, y nuestra separación la debilitará. Toda Europa se está uniendo y se quiere ampliar más, y los musulmanes hacemos, o nos quieren hacer, lo contrario.

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Por último, le recuerdo que los que sí están privando a los marroquíes de su identidad y de sus derechos son los cabezas rapadas que tenéis en Barcelona y que en estos días han hecho una buena demostración de hospitalidad.

No le digo esto para ofenderle, sino para llamar su atención respecto a un tema del que muchos opinan sin tener conoci-Pasa a la página siguiente Viene de la página anterior miento verdadero de ello; es fácil criticar, pero difícil reconocer. Y como buenos vecinos o hermanos -palabra de moda últimamente entre España y Marruecos-, le digo que Barcelona es una ciudad maravillosa y yo soy del FC Barcelona. Visca el Barça.-

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