Holanda aprueba el uso de fetos con fines médicos y cientíticos

La utilización de fetos procedentes de abortos, con fines médicos o científicos, no puede continuar prohibida "por cuestiones éticas", según el Gobierno holandés, "sobre todo cuando los avances de la ciencia demuestran los buenos resultados del uso de tejidos fetales en la lucha contra graves enfermedades". La nueva legislación, que pronto recibirá el respaldo del Parlamento, autoriza el uso de fetos que procedan de la interrupción de un embarazo -espontáneo o provocado- para el transplante de órganos, la fabricación de vacunas y como objetos de estudio en investigaciones científicas. Conscie...

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La utilización de fetos procedentes de abortos, con fines médicos o científicos, no puede continuar prohibida "por cuestiones éticas", según el Gobierno holandés, "sobre todo cuando los avances de la ciencia demuestran los buenos resultados del uso de tejidos fetales en la lucha contra graves enfermedades". La nueva legislación, que pronto recibirá el respaldo del Parlamento, autoriza el uso de fetos que procedan de la interrupción de un embarazo -espontáneo o provocado- para el transplante de órganos, la fabricación de vacunas y como objetos de estudio en investigaciones científicas. Consciente de que toca un campo éticamente delicado, la ministra de Salud, Els Borst, ha establecido normas muy estrictas para la donación. La mujer tendrá que hacer constar su consentimiento claramente y por escrito, y los médicos estarán obligados a explicarle la utilidad que se le va a dar al feto fallecido. También el padre tiene derecho a oponerse a la donación. En el caso de las menores de edad, su negativa es suficiente, pero en caso de consentimiento la autorización tendrá que ser prestada por sus padres o representantes legales.

Para evitar que las mujeres se queden embarazadas con la única finalidad de producir fetos y se abra un comercio despiadado, la ley prohíbe a los médicos que traten la posibilidad de la donación hasta que la mujer haya decidido abortar. Según Borst, que ha impulsado la propuesta, la degradación de los fetos a "producto de ayuda médica" sería "éticamente inadmisible", por lo que en ningún caso se admitirá ningún pago, compensación o remuneración a cambio, ni será posible utilizar el material fetal para el tratamiento de una persona que la misma mujer señale.

La nueva ley sólo cambiará la regulación sobre el uso de fetos menores de 24 semanas. Los que hayan superado ese tiempo de gestación se rigen ya por la legislación general del transplante y uso científico de órganos humanos.

Una ley "anticuada"

Según recientes investigaciones, las células o tejidos fetales pueden ser eficaces en la lucha contra determinadas anomalías congénitas, y los tejidos cerebrales se pueden usar para combatir la epilepsia y enfermedades como los males de Parkinson, Alzheimer y Huntington. Ya en los años cincuenta algunos países hicieron cultivos de células de riñón de fetos para utilizarlos en la vacuna contra la poliomelitis. La ley aprobada por el Gobierno responde a un informe presentado en 1997 por el Consejo de Salud, que calificó la prohibición existente de "anticuada" y demostró que, en la práctica, ya se utilizan fetos en determinados tratamientos. En el caso del síndrome de DiGeorge, por ejemplo, que afecta al tiroides y al timo y provoca graves retrasos en el crecimiento, es práctica habitual entre la comunidad médica el trasplante de glándulas de un feto sano.

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