Crítica:DANZA

Samir Hachichi crea y baila 'La parábola del loco'

El teatro del Instituto Francés se pobló anteayer de la envolvente percusión en directo del grupo Vegetal Groove Trio, y con las evoluciones del coreógrafo y bailarín Samir Hachichi, acompañado por Ruchdi Hachichi en una arriesgada creación: La parábola del loco. Este creador y bailarín francés de origen angoleño tiene una larga experiencia y aprendizaje de la danza callejera. Si en principio no nos casan el break-dance, el hip-hop y la capoeira angoleña, los elementos formales de la danza contemporánea sirven de catalizador y aglutinador a todas estas variantes con un resultado seductor que p...

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El teatro del Instituto Francés se pobló anteayer de la envolvente percusión en directo del grupo Vegetal Groove Trio, y con las evoluciones del coreógrafo y bailarín Samir Hachichi, acompañado por Ruchdi Hachichi en una arriesgada creación: La parábola del loco. Este creador y bailarín francés de origen angoleño tiene una larga experiencia y aprendizaje de la danza callejera. Si en principio no nos casan el break-dance, el hip-hop y la capoeira angoleña, los elementos formales de la danza contemporánea sirven de catalizador y aglutinador a todas estas variantes con un resultado seductor que provoca en el espectador primero desconcierto y luego fascinación. El trabajo de suelo de los Hachichi es, sencillamente, brillante, con riesgo y con un sentido muy particular de la dinámica y la expresión. El loco es una especie de metáfora abierta que traza en el espacio su discurso desesperado: no hay comprensión ni interés por entenderle, y de ahí que el coreógrafo intente a través de la seducción corporal la comprensión. Los artistas están solos sobre el escenario, rodeados de una esfera sin silencio que los aísla y a la vez los retrata como diferentes. Esta danza es cercana a la vez que distante, en ella los elementos populares permiten una cierta relajación o diversión que luego se ensombrece con el destino marginal y dramático del alineado. ¿No viene a ser lo mismo el gesto airado de un breaker, que la de un depuradísimo bailarín contemporáneo? La locura los unifica.

Había poco público, que sin embargo se volcó en un aplauso caluroso a estos artistas maduros y con muchas cosas que decir.

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