Éxito agridulce
La puntualidad en el flamenco se ve que es imposible. El concierto estaba anunciado a las diez de la noche, y a las 22.05 no habían sido abiertas las puertas al público. Miguel Rivera es un guitarrista con experiencia como secundario de grandes nombres de la especialidad. Ahora ha grabado un disco, Verdesperanza, y se lanza a la aventura del protagonismo. El disco me gustó mucho; el concierto en directo, no tanto. Lo que el laboratorio discográfico logra hoy en refinamiento de sonido, potenciación de determinados recursos y cosas por el estilo en el directo es más problemático. Sobre t...
La puntualidad en el flamenco se ve que es imposible. El concierto estaba anunciado a las diez de la noche, y a las 22.05 no habían sido abiertas las puertas al público. Miguel Rivera es un guitarrista con experiencia como secundario de grandes nombres de la especialidad. Ahora ha grabado un disco, Verdesperanza, y se lanza a la aventura del protagonismo. El disco me gustó mucho; el concierto en directo, no tanto. Lo que el laboratorio discográfico logra hoy en refinamiento de sonido, potenciación de determinados recursos y cosas por el estilo en el directo es más problemático. Sobre todo si en el tablado se meten muchos instrumentos y no están debidamente acoplados. Problemas Algunos de estos problemas perturbaron el concierto. El cante de Eva Durán se entendió mal o no se entendió. Los temas que mejor nos llegaron, y más nos gustaron, fueron los que no iban recargados de instrumentos. La farruca, por ejemplo, con piano y chelo, estuvo muy bien. La guitarra de Rivera tuvo pasajes espléndidos, porque es un notable intérprete. Como compositor ya me parece más convencional. Yo diría que tuvo un éxito agridulce.
Verdesperanza
Miguel Rivera (guitarra en concierto), con grupo y el cante de Eva Durán. Círculo de Bellas Artes. Madrid, 8 de junio.