El Insalud universalizará este año la anestesia para el parto sin dolor

El 75% de las mujeres opta por la epidural en los centros que la ofrecen

La anestesia epidural, el fármaco que permite adormecer la zona perineal de la mujer para procurar un parto sin dolor, será una alternativa a disposición de las madres en todos los hospitales madrileños antes de que acabe el año. La práctica se encuentra ya bastante extendida en la sanidad pública, pero su suministro, en algunos hospitales, depende del día y la hora en que se produzca el parto, lo que ha suscitado más de una protesta.

El alumbramiento sin dolor comienza a ser una práctica habitual en los paritorios de los hospitales públicos madrileños. La anestesia epidural se conoce d...

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La anestesia epidural, el fármaco que permite adormecer la zona perineal de la mujer para procurar un parto sin dolor, será una alternativa a disposición de las madres en todos los hospitales madrileños antes de que acabe el año. La práctica se encuentra ya bastante extendida en la sanidad pública, pero su suministro, en algunos hospitales, depende del día y la hora en que se produzca el parto, lo que ha suscitado más de una protesta.

El alumbramiento sin dolor comienza a ser una práctica habitual en los paritorios de los hospitales públicos madrileños. La anestesia epidural se conoce desde hace más de una década, pero hasta el año pasado la Seguridad Social no la incluía entre sus prestaciones. En consecuencia, las mujeres que daban a luz en la sanidad pública tenían que resignarse al sufrimiento propio de un parto; en caso de que optaran por el sector privado, debían pagar en torno a 40.000 pesetas por la inyección epidural.Esta anestesia se coloca en la zona lumbar de la espalda, normalmente entre las vértebras L-2 y L-3, y requiere de una notable cualificación. El anestesista debe colocar a la parturienta en una postura que permita abrir los espacios intervertebrales (por ejemplo, en posición fetal encima de la camilla) e inocularle la sustancia adormecedora a través de una aguja larga (catéter). A los pocos minutos, la paciente pierde la sensibilidad en los miembros inferiores y el periné, el espacio por el que descenderá el bebé.

La clase médica no es unánime sobre las excelencias de la epidural. Por ejemplo, entre los ginecólogos está muy extendida la percepción de que los alumbramientos con esta anestesia se prolongan durante más tiempo que los naturales.

Pero las pacientes tienen muy claras las bondades de esta práctica. En La Paz y Alcorcón, los dos hospitales madrileños donde este servicio está completamente implantado desde el 1 de enero, el porcentaje de partos con epidural oscila entre el 72% y el 76%.

Costumbre y natalidad

Albino Navarro, director provincial del Insalud, esboza su propio análisis sobre este fenómeno. "Lo cierto es que hay quien rechaza la epidural por razones culturales o porque no recuerda el dolor de anteriores partos como una experiencia negativa, pero son las menos", apunta. Y recalca: "En este asunto es determinante la baja natalidad. La inmensa mayoría de mujeres españolas sólo tiene uno o dos hijos, y la parturienta más predispuesta a rechazar la anestesia es la que está más acostumbrada a la mecánica del parto, entre otras razones porque una madre multípara tiene una mayor capacidad de dilatación de sus genitales".

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Tanto la Sociedad Española de Anestesia como la de Obstetricia y Ginecología han avalado el buen resultado de la técnica epidural en la mayoría de los casos. La relación de contraindicaciones es pequeña: esta práctica se debe desestimar sólo en el caso de una infección en el lugar de la punción, trastornos de la coagulación de la sangre, hemorragia severa, eclampsia (complicación del parto) o parto avanzado o con necesidad de una rápida finalización. Si no concurre ninguna de estas circunstancias, el anestesista puede proceder a inocular el fármaco con tranquilidad.

La generalización de la anestesia epidural implica una triple inversión: por un lado, en la adquisición masiva de este medicamento; por otro, en el incremento de la plantilla de anestesistas de los hospitales; por fin, en la compra de nuevas unidades de monitorización para el seguimiento de las incidencias del parto.

El máximo responsable del Insalud en Madrid aseguró no conocer el coste exacto de este paquete de medidas, pero hay un cálculo que sí se puede aportar con una simple multiplicación. Si se tiene en cuenta que 30.000 de los 44.000 nacimientos anuales en la Comunidad de Madrid se producen en hospitales públicos, y se aplica la tarifa de 40.000 pesetas por epidural que rige en el sector privado, y se considera que la anestesia se suministra en las tres cuartas partes de los alumbramientos, el coste asciende a 900 millones de pesetas al año.

Universalizar la oferta del parto sin dolor está ocasionando encontronazos laborales: los anestesistas perciben que se les está cargando el trabajo, y en algunos casos (como en el Príncipe de Asturias, de Alcalá de Henares) pretenden responsabilizar a las matronas, que se oponen de plano. Mientras tanto, el Insalud insiste en que se "normalizará" la plantilla, pero aún no lo ha hecho.

Albino Navarro se disculpa: "Éste es un trabajo adicional para el anestesista y, sobre todo, no programado. Los partos se producen cuando se producen, a veces en horas intempestivas. De todos modos, las críticas ante cualquier cambio siempre son tajantes, y las muestras de apoyo, muy leves...".

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