Cesaria Evora acerca en su nuevo disco los ritmos de Cabo Verde a Cuba y Brasil

La cantante presenta 'Café Atlántico' en Madrid, Santiago de Compostela y Oviedo

Llegó hace seis años con una voz emotiva y canciones arrebatadoramente melancólicas. Hubo que buscar en el mapa su lugar de procedencia: Cabo Verde, un archipiélago a 500 kilómetros de la costa de Senegal. Entonces cantaba descalza, con un vaso de whisky y los cigarrillos siempre a mano. Cesaria Evora ha grabado un nuevo disco, Café Atlántico, con músicos cubanos y brasileños, y lo presenta hoy en Santiago de Compostela (Palacio de Congresos), el día 6 en Madrid (Palacio de Congresos) y el 7 en Oviedo (teatro Campoamor).

"Yo cantaba, bebía y hacía mil y una cosas. Ahora he dejado de beb...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Llegó hace seis años con una voz emotiva y canciones arrebatadoramente melancólicas. Hubo que buscar en el mapa su lugar de procedencia: Cabo Verde, un archipiélago a 500 kilómetros de la costa de Senegal. Entonces cantaba descalza, con un vaso de whisky y los cigarrillos siempre a mano. Cesaria Evora ha grabado un nuevo disco, Café Atlántico, con músicos cubanos y brasileños, y lo presenta hoy en Santiago de Compostela (Palacio de Congresos), el día 6 en Madrid (Palacio de Congresos) y el 7 en Oviedo (teatro Campoamor).

"Yo cantaba, bebía y hacía mil y una cosas. Ahora he dejado de beber, de fumar... Sigo cantando, pero creo que eso no es un vicio", comenta Cesaria Evora riéndose. Renunció al alcohol hace cinco años porque, según dijo, ya había perdido muchas noches de su vida. En Café Atlántico se la nota más alegre. "Es la misma Cesaria de siempre", asegura. "Sólo que en directo la música está un poquito más animada con los tres cubanos y nuevos caboverdianos".El título del disco "puede relacionarse con los cafés del puerto de Mindelo, en los que yo cantaba de joven, y también con todos los que me he tomado en Cuba, Brasil y Cabo Verde". La idea ha sido juntar en un café imaginario, sonidos y ritmos de tres países separados y unidos a la vez por un mar común.

Cesaria Evora estuvo una semana en La Habana. Por Abdala, los estudios de Silvio Rodríguez, pasaron el flautista Maraca, el pianista Frank Emilio, el percusionista Tata Güines... "Yo iba del hotel al estudio, y del estudio al hotel, así que no da para pasear mucho ni para conocer la ciudad". Los arreglos de cuerdas y vientos están escritos y dirigidos por Jaques Morelenbaum, chelista de Caetano Veloso y coautor de la banda sonora de Central do Brasil. "En Cabo Verde siempre gustaron la música cubana y la brasileña", explica.

Sueños cumplidos

También viajó a Río de Janeiro para grabar con Marisa Monte una canción de Caymmi, con letra de Jorge Amado. "Al final se ha guardado para el próximo disco". Cesaria Evora se lleva muy bien con la cantante carioca: "Me invitó a comer en su casa y tenía mis discos. Cantamos juntas mornas como Mar azul o Sodade. Ella cantó en criollo y lo hizo muy bien". En São Paulo cumplió el sueño de conocer a Ángela María, cantante muy popular durante los años cincuenta. "Y estaba Caetano Veloso. No esperaba que salieran los dos al escenario a cantar conmigo. Fue una noche inolvidable", recuerda con brillo en los ojos.En cierta ocasión confesó que hubiera querido nacer en Brasil: "Sí, porque se me hubiera conocido antes". Y aprovecha para quejarse de los antiguos amos de Cabo Verde: "Cuando doy entrevistas en Lisboa siempre les digo: ¡Ustedes nunca hicieron nada por mí! Y continúan sin conocerme, aunque haya venido a cantar muchas veces", afirma para hacerles rabiar. "En la época colonial, todo era difícil. Amalia Rodrigues pasó por la isla de San Vicente en 1954 en un barco llamado Veracruz, y no pudimos verla porque los policías no nos dejaban". Cuando en 1987 se encontró con José da Silva, su actual productor, no podía imaginar lo que le iba a ocurrir. "Me fui con él a París a la aventura. A ver si salía la cosa o no. Y salió. Pese a que con un artista de cierta edad podía resultar difícil", reconoce. "Cuando Dios quiere... Ahora, cuando no quiere, los santos no tienen nada que hacer". Desde entonces viaja por todo el mundo con un pasaporte diplomático de color rojo: "En Cabo Verde están muy orgullosos de mí", cuenta. Y en su casa siempre hay catchupa, plato a base de maíz, para el visitante. "Hay de todo un poco", corrige en español. "Se sientan a la mesa y comen lo que haya. Hacemos comida europea, africana...". Cesaria Evora piensa ya en jubilarse: "Empiezo a sentirme cansada. Cuando te llega la edad, seas bonita o fea, da igual, llegó. Cincuenta y siete años no es broma".

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En