Nalgas y versos
Pudieron más las nalgas y las caderas que los versos: triunfo del lenguaje corporal sobre la poesía. Toda de negro, resaltando la piel blanca pálida, Albita podía parecer una cantante existencialista. Nada que ver. El alma cubana desborda ardor. Si se sentó con la guitarra en el regazo para cantar El duende, composición propia con sello de nueva trova, y aunque citó a Benedetti, un concierto de esta cubana siempre tiene la intensidad suficiente para que el público acabe bailando. Y lo consiguió. Albita recordó que en un día como ése, hace ya seis años, había cruzado la frontera de Estados Uni...
Pudieron más las nalgas y las caderas que los versos: triunfo del lenguaje corporal sobre la poesía. Toda de negro, resaltando la piel blanca pálida, Albita podía parecer una cantante existencialista. Nada que ver. El alma cubana desborda ardor. Si se sentó con la guitarra en el regazo para cantar El duende, composición propia con sello de nueva trova, y aunque citó a Benedetti, un concierto de esta cubana siempre tiene la intensidad suficiente para que el público acabe bailando. Y lo consiguió. Albita recordó que en un día como ése, hace ya seis años, había cruzado la frontera de Estados Unidos desde México. Cantó Qué culpa tengo yo (de haber nacido en Cuba), que compuso durante aquellos primeros meses en que mandaba su maqueta a las discográficas y ninguna respondía.
Albita
Albita Rodríguez (voz y guitarra), Julia Sierra (teclados, tres y voz), Viviana Pintado (piano y voz), Armando González (bajo), Alberto Palenzuela (batería), Yuri Cabrera (percusión), Mercedes Abal (flauta y percusión) y Eduardo Leal (trompeta). Centro Cultural de la Villa. Madrid, 14 de abril.
Su energía escénica no necesita pasar exámenes: de todos aquellos comentarios iniciales de la prensa -"la Madonna cubana" o "la k.d Lang guajira"-, el que mejor le sienta es el de "un Beny Moré con faldas".