GUERRA EN YUGOSLAVIA LOS BOMBARDEOS

El dilema de los conscriptos: defender a su país o a Milosevic

Vladimir, como otro número indeterminado de jóvenes serbios, está huyendo. Este técnico informático de 29 años recibió el pasado viernes la orden para que se incorporara al Ejército yugoslavo. En lugar de hacerlo, abandonó su casa y pasa cada noche en un apartamento diferente, luchando con sus propios sentimientos. "Éste es el mayor dilema que he tenido en mi vida", comenta en una tranquila conversación en el centro de Belgrado. "Por una parte, pienso que debería defender a mi país, porque está siendo atacado. Pero, por otra, tengo miedo a morir por defender a este régimen". Vladimir dice no e...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Vladimir, como otro número indeterminado de jóvenes serbios, está huyendo. Este técnico informático de 29 años recibió el pasado viernes la orden para que se incorporara al Ejército yugoslavo. En lugar de hacerlo, abandonó su casa y pasa cada noche en un apartamento diferente, luchando con sus propios sentimientos. "Éste es el mayor dilema que he tenido en mi vida", comenta en una tranquila conversación en el centro de Belgrado. "Por una parte, pienso que debería defender a mi país, porque está siendo atacado. Pero, por otra, tengo miedo a morir por defender a este régimen". Vladimir dice no estar orgulloso de sí mismo. "Realmente no sé qué hacer".Otro joven serbio, un artista de 33 años, ya ha enviado a su familia fuera del país. "Para mí es demasiado tarde", comenta, consciente de que ningún hombre serbio con edad comprendida entre los 18 y los 60 años puede salir del país. No pueden conseguir visados, renovar el pasaporte o pedir uno nuevo.

Más información

Zarko, un abogado de 30 años, ya ha recibido la orden de movilización, como comenta un amigo suyo. Aunque, cuando se lo pregunta un extranjero, él lo niega. Lo cierto es que Zarko ya ha abandonado su apartamento y se refugia en la casa de un tío de su esposa. "Estoy haciendo todo lo que puedo para no ir al Ejército", asegura Zarko en uno de los muchos cafés de Belgrado. "Todo el mundo está evitando ir a luchar. Nadie quiere morir por Slobodan Milosevic [el presidente yugoslavo]".

Movilización no declarada

En Serbia no se ha declarado ninguna movilización general, pero las unidades de reservistas están siendo llamadas y los especialistas son convocados. Algunos serbios aseguran que, por ejemplo, aquellos que han servido en unidades de radio y de comunicaciones están siendo movilizados. Los tribunales de justicia militar han sido transformados en cortes marciales para juzgar a aquellos que no se presenten en sus unidades de manera inmediata y para imponerles penas que pueden ir de uno a veinte años.La mayoría de los conscriptos burlan al Ejército moviéndose de casa en casa dentro de Belgrado, aprovechando que en esta ciudad hay muchos ciudadanos no empadronados y muchos apartamentos abandonados, consecuencia de los movimientos de refugiados serbios durante la guerra de Bosnia. Uno de los prófugos, que vivió siete años fuera de Serbia, cuenta cómo volvió a casa en 1996 "para ver a Milosevic caer". "Aquí sigo esperando". Pero, si se le pregunta por qué no vuelve a salir del país, la respuesta es clara: "Somos patrióticos. No queremos dejar a nuestros amigos ni a nuestro país ahora, cuando está siendo atacado. Eso sería una traición".

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En