Reportaje:

La crisis económica agita América Latina

Las protestas en Ecuador y la mala situación de otros países alertan sobre la amenaza de un estallido social

Las dificultades económicas por las que atraviesa Ecuador no son patrimonio del país andino. La recesión es ya algo más que una amenaza para América Latina en su conjunto. Los desastres naturales, la caída de los precios de las materias primas y las turbulencias de los mercados financieros en el sureste asiático y Brasil están teniendo efectos devastadores en la región. El estallido social puede producirse en varios puntos porque, entre otras razones, el panorama general es desalentador. Aunque con una economía pequeña, la crisis ecuatoriana tendrá efectos en los otros países andinos. Perú, Ve...

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Las dificultades económicas por las que atraviesa Ecuador no son patrimonio del país andino. La recesión es ya algo más que una amenaza para América Latina en su conjunto. Los desastres naturales, la caída de los precios de las materias primas y las turbulencias de los mercados financieros en el sureste asiático y Brasil están teniendo efectos devastadores en la región. El estallido social puede producirse en varios puntos porque, entre otras razones, el panorama general es desalentador. Aunque con una economía pequeña, la crisis ecuatoriana tendrá efectos en los otros países andinos. Perú, Venezuela y Colombia se hallan sometidos a una fuerte presión devaluatoria. América Latina cerró el ejercicio de 1998 con elevados déficit en sus balanzas de pagos.El informe anual de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) da cuenta de que, de 18 países analizados, todos se hallan en números rojos, desde el 1,5% del PIB de Venezuela hasta el 9,7% de Bolivia. Ecuador terminó el año con un déficit del 8,5% del PIB; Panamá y Chile, con el 6,7%; Colombia, con el 6,5%; Perú, con el 6,4%, y Argentina, con el 3,5%. En conjunto, el déficit de toda la región alcanzó el año pasado los 80.000 millones de dólares.

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A esta cifra hay que agregar otra de escándalo. La deuda externa latinoamericana es de 700.000 millones de dólares, lo que equivale a más de dos años de todas las exportaciones latinoamericanas. Un reciente informe coordinado por José Antonio Ocampo, secretario ejecutivo de la CEPAL, y que fue presentado al secretario general de la ONU, Kofi Annan, hace la siguiente consideración: "Las crisis de deuda externa y las crisis financieras internas tienen a su vez un altísimo coste social. De hecho, un alto porcentaje del coste del ajuste ante las crisis de endeudamiento recae en los sectores pobres de la sociedad, que sólo reciben beneficios marginales de los auges financieros".

La crisis se propaga con rapidez. Así lo han demostrado las devaluaciones vertiginosas del real brasileño o el sucre ecuatoriano. Brasil ocupa el lugar de cabeza de la lista por la grave crisis que padece y por las dimensiones de su economía, pero la incertidumbre alcanza a países que en los últimos años fueron presentados como modelos de desarrollo y crecimiento. Argentina ha entrado en una fase de recesión, alimentada en buena parte por la crisis de su vecino del norte y principal mercado. Los reajustes de plantilla han empezado a producirse en las primeras empresas afectadas, especialmente del sector del automóvil.

El último informe del Instituto de Economía (oficial) indica un aumento alarmante del porcentaje de pobres e indigentes en el gran Buenos Aires. En octubre pasado, los primeros alcanzaban el 25,9%, y los segundos, el 6,9%. Son cifras récord desde la recesión de 1995. En Chile, a las consecuencias de la crisis del sureste asiático (uno de sus principales mercados) siguió la caída de los precios del cobre (principal fuente de exportación). El dólar se ha disparado y las perspectivas de crecimiento para este año son escasas.

Hoy, los focos de mayor agitación social son las comunidades indígenas en el ámbito rural, cuya lucha combina elementos de reivindicación económica y étnica, pero el malestar creciente en amplias capas de la población puede provocar estallidos en los polos industriales de las ciudades. La actual situación económica de América Latina es un buen caldo de cultivo para líderes populistas, con vocación autoritaria en la mayoría de los casos, antiguos uniformados hoy reciclados en otros. Todos adoptan un discurso mesiánico para presentarse como los salvadores de la patria de este fin de milenio. Ejemplos no faltan. Hugo Chávez en Venezuela, Lino Oviedo en Paraguay, Alberto Fujimori en Perú, Hugo Bánzer en Bolivia.

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El nuevo presidente venezolano, Hugo Chávez, antiguo coronel golpista, ha anunciado un plan de ajuste que incluye las habituales medidas recetadas por el FMI: nuevos impuestos, recorte del gasto público, reestructuración de la deuda, austeridad y reducción de la burocracia. El objetivo es bajar el déficit fiscal heredado por Chávez, de 9.000 millones de dólares a 3.000 millones.

A diferencia de sus predecesores, Chávez pretende, al menos de palabra, que las élites también paguen el precio del ajuste. Numerosos líderes políticos se han quedado sin guardaespaldas a cargo del Estado, y Chávez ha dicho estar dispuesto a vender el palacio presidencial y trasladarse a un apartamento. Populismo en el mejor estilo.

Cualesquiera que sean los intentos/ experimentos llevados a cabo en los pequeños reductos que constituyen las naciones latinoamericanas en la aldea global, la crisis es hoy inexorable y ha puesto de manifiesto un "problema fundamental" de la economía global, que el secretario ejecutivo de la CEPAL define en estos términos: "La enorme discrepancia que existe entre un mundo financiero internacional cada vez más sofisticado y dinámico, con rápida globalización de las carteras financieras, y la ausencia de un marco institucional capaz de regularlo".

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