Anatoli Vassiliev considera que el teatro "acumula malos hábitos" desde hace años

El director y teórico sostiene que es necesario cultivar nuevos lenguajes interpretativos

Sostiene que el teatro debe estar cimentado en la filosofía, la religión o la estética. Su puesta en escena debe estar acorde con un nuevo lenguaje basado en sistemas interpretativos que devuelvan al teatro todo el esplendor perdido. Es Anatoli Vassiliev, la máxima figura de la dirección teatral en Rusia, que, galardonado con los más prestigiosos premios europeos, aboga porque el teatro deje de ser su propio y más peligroso enemigo en el próximo milenio. Vassiliev afirma que desde hace unos años el teatro "acumula malos hábitos" en vez de deshacerse de ellos, de limpiarse.

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Sostiene que el teatro debe estar cimentado en la filosofía, la religión o la estética. Su puesta en escena debe estar acorde con un nuevo lenguaje basado en sistemas interpretativos que devuelvan al teatro todo el esplendor perdido. Es Anatoli Vassiliev, la máxima figura de la dirección teatral en Rusia, que, galardonado con los más prestigiosos premios europeos, aboga porque el teatro deje de ser su propio y más peligroso enemigo en el próximo milenio. Vassiliev afirma que desde hace unos años el teatro "acumula malos hábitos" en vez de deshacerse de ellos, de limpiarse.

Anatoli Vassiliev, un director para el que el proceso de realización tiene tanta o más importancia que la obra, participó la semana pasada en Valladolid en un curso para directores de escena organizado por la Consejería de Cultura de la Junta de Castilla y León. Ante un reducido y escogido grupo de alumnos, Vassiliev defendió un teatro en el que lo mejor es que el actor deje de ser actor. "Ya hay muchos actores que se empeñan en demostrar que sus costumbres son las mejores, que sus hábitos de trabajo son los mejores, que sus habilidades son las mejores", insistió. Lo mejor para el teatro del siglo XXI sería que los actores fuesen personas que no tratasen de demostrar nada, añadió este director que en 1987, y con la obra Seis personajes en busca de autor, de Luigi Pirandello, inauguró la Escuela de Arte Dramático rusa.Avanzar y conseguir un nuevo lenguaje escénico en el que la voz, el espacio, la luz o el movimiento se expandan en armonía son las directrices más esenciales de Vassiliev en la escena. Antes, el trabajo en el laboratorio debe conllevar una absoluta fe en la idea de lo que ha de ser este arte, y, todo ello, con la mirada fija en el teatro clásico: "Siempre dicen, siempre piensan, que el pasado son los clásicos; lo que yo propongo es volver al presente, ya que el presente se encuentra en los clásicos", afirma, mientras explica a sus alumnos que lo sencillo "son los espectáculos con principio y final. Lo difícil, lo que agradece el público en el teatro, son los trabajos donde la temeridad artística se forja en el laboratorio", algo que Vassiliev ha demostrado con su último montaje, las bíblicas Lamentaciones de Jeremías, donde el director vuelve a las bases del origen del hecho teatral. Un acontecimiento donde Vassiliev trabajó desde el control absoluto de la escena, sin lugar a la improvisación y sin permitir a los actores que crearan el espectáculo. "Todo estaba medido en cada desplazamiento; hasta sus mínimos detalles obedecían a algo concreto. Cada situación debía interpretarse con una naturalidad tan determinante que expresara una creación instantánea".

Pero lo que verdaderamente preocupa en estos momentos a Anatoli Vassiliev es la esencia del arte escénico en sí y los peligros que acechan al teatro. "El teatro es el más peligroso enemigo del teatro", asegura. "En lugar de limpiarse, de deshacerse de las malas costumbres, de las costumbres nocivas, lo que hace de unos años acá es acumular malos hábitos teatrales y siempre uno encima del otro y sin darse cuenta del perjuicio que ocasiona para el espectador y para el teatro en sí". Vassiliev utiliza la metáfora y compara la representación con las plantas marinas que absorben las aguas estropeadas y, tras limpiarlas, la expulsan purificada: "Éste debería ser el papel del teatro del futuro, en función del actor. Hay que trabajar como esas plantas que limpian, y no al contrario, como se está haciendo ahora. Parecemos esa esponja que absorbe la limpieza y arroja sobre el espectador toda la suciedad: es decir, las malas y estúpidas costumbres". Nuevos métodos

Tras su éxito con Las lamentaciones de Jeremías, Vassiliev tiene previsto volver a España con el Don Juan de Pushkin. Mientras tanto continuará en Rusia trabajando sobre La República, de Platón, la ópera Don Giovanni, de Mozart, y La Iliada, de Homero. Su regreso a España será un buen momento para conocer el desarrollo de sus enseñanzas, ya que, según el director, "hay un gran deseo, una buena disposición" a aceptar sus métodos.

Anatoli Vassiliev presentó en Madrid el libro La palabra en la creación actoral, de la directora y pedagoga rusa María Ósipovna Knébel, un libro que habla sobre la palabra en el teatro y que, según Vassiliev, "puede ser uno de los mejores volúmenes que se han escrito en cuanto a pedagogía teatral".

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