Alemania propone un recorte salvaje de las ayudas agrícolas para ahorrar 2,76 billones

El rodillo franco-alemán ha empezado a girar en las negociaciones sobre la reforma de las ayudas agrícolas europeas. Alemania presentó ayer en su propio nombre -pero no como país presidente de turno de la Unión Europea- una iniciativa para reducir en 16.600 millones de euros (2,76 billones de pesetas) las ayudas que ha propuesto la Comisión Europea para el periodo 2000-2006. Una propuesta salvaje, aplaudida por el Gobierno de Francia. La idea no parece que pueda prosperar porque ha suscitado la oposición de numerosas delegaciones.

Aunque Alemania advirtió ayer de que se guarda bajo la m...

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El rodillo franco-alemán ha empezado a girar en las negociaciones sobre la reforma de las ayudas agrícolas europeas. Alemania presentó ayer en su propio nombre -pero no como país presidente de turno de la Unión Europea- una iniciativa para reducir en 16.600 millones de euros (2,76 billones de pesetas) las ayudas que ha propuesto la Comisión Europea para el periodo 2000-2006. Una propuesta salvaje, aplaudida por el Gobierno de Francia. La idea no parece que pueda prosperar porque ha suscitado la oposición de numerosas delegaciones.

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Aunque Alemania advirtió ayer de que se guarda bajo la manga la carta de la cofinanciación (véase el apoyo), la entente alcanzada por París y Bonn en la cumbre de Petersberg-Bonn empieza a ponerse en tinta negra sobre papel blanco.La delegación alemana presentó una iniciativa propia al resto de los países en el Consejo de Ministros de Agricultura. Lo hace como delegación, y no como presidencia. Quizá porque es una propuesta tan salvaje que hubiera provocado una verdadera tormenta política si Bonn la hubiera presentado como documento de la presidencia.

Y es salvaje porque supondría recortar en 16.600 millones de euros las ayudas agrícolas que la Comisión Europea ha planteado para el periodo 2000-2006. Para comprender la magnitud del recorte basta tener en cuenta que es tres veces superior al que se necesita para que se cumpla la iniciativa francesa de congelar el gasto agrícola en 40.500 millones de media anual corregida con la inflación. Para esto último bastaría un recorte de 5.400 millones de euros sobre la propuesta de Bruselas.

La nueva propuesta alemana supone renunciar a la reforma del sector lácteo (con lo que se ahorrarían 8.000 millones de euros), reduce a la mitad la compensación prevista por la reducción de precios en los cultivos herbáceos (ahorro de 7.700 millones de euros), apadrina una reducción en dos fases del precio de la carne, que permitiría ahorrar otros 3.300 millones de euros, y propone ahorros de 1.000 millones de euros en el sector del vino.

Rechazo frontal

Además, desmantela en tres fases las ayudas a las oleaginosas (con un coste adicional de 900 millones de euros) y aumenta en 2.200 millones de euros las ayudas de tipo horizontal.La ministra española Loyola de Palacio rechazó frontalmente la iniciativa alemana ("no es una propuesta de la presidencia", advirtió), entre otras razones, porque se olvida de los logros alcanzados por España en la propuesta que había sido presentado la semana pasada la misma Alemania, aunque en aquella ocasión sí lo hizo en calidad de presidencia de turno de la Unión Europea: aumento de la cuota láctea y de las primas al ternero macho y reconocimiento de los rendimientos históricos de los herbáceos españoles.

Francia, en cambio, aplaudió. "Es una iniciativa útil y un paso positivo hacia un acuerdo equilibrado", afirmó no sin cierta sorna el ministro francés, Jean Glavany, que se quejó de que no incluía todas las exigencias francesas en el sector bovino ni el concepto de regresividad de las ayudas. Probablemente, porque, dados los ahorros que propone Bonn, ni siquiera hace falta la regresividad.

Pero la sola idea de renunciar a la reforma del sector lácteo ya satisface al ministro francés, hasta el punto de admitir que, aunque se mantenga el actual sistema de cuotas, éstas puedan ampliarse para los cuatro países que desde hace años lo reclaman (España, Italia, Irlanda y Grecia) "siempre y cuando eso no altere el mercado".

París, que desde la cumbre de Petersberg-Bonn se ha hecho con el liderazgo de la negociación agrícola, se permitió el lujo de criticar con enorme dureza al comisario de Agricultura, Franz Fischler, al que calificó de inflexible.

Sus críticas se sustancian en que la Comisión Europea evalúa en 25.000 millones de euros el coste de las peticiones que han realizados todos los Estados miembros, de los que la mitad corresponderían a las exigencias del Gobierno de París. "Es una cifra absolutamente exagerada que nos hace pasar como unos irresponsables ante la opinión pública", se quejó Glavany.

Pese a sus quejas públicas, los franceses están dando la vuelta a la negociación agrícola. Han logrado que Alemania renuncie, de momento, a la idea de la cofinanciación y que plantee una propuesta de ahorro tres veces superior a la que exige París.

Los ministros proseguirán su reunión el próximo martes. Para entonces, la presidencia alemana presentará una nueva propuesta de compromiso a partir de la cual se abrirá la verdadera negociación. Los más optimistas no esperan que se alcance ningún acuerdo hasta el viernes.

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