El euro cae más de un 7% frente al dólar pero le gana por goleada en emisiones de deuda

Arrancó con fuerza frente al dólar pero no tardó en empezar a caer. Mes y medio después del inicio de su cotización, el euro se ha depreciado un 7,16% frente a la divisa estadounidense (el viernes alcanzó el mínimo de su corta historia), pero esta inesperada devaluación enmascara otros éxitos. Por ejemplo, ha relegado a un segundo lugar al billete verde como moneda elegida para las nuevas emisiones de títulos. Además, ni los políticos ni los analistas de mercados consideran que su pérdida de terreno sea preocupante para las economías europeas. Más bien, todo lo contrario.

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Arrancó con fuerza frente al dólar pero no tardó en empezar a caer. Mes y medio después del inicio de su cotización, el euro se ha depreciado un 7,16% frente a la divisa estadounidense (el viernes alcanzó el mínimo de su corta historia), pero esta inesperada devaluación enmascara otros éxitos. Por ejemplo, ha relegado a un segundo lugar al billete verde como moneda elegida para las nuevas emisiones de títulos. Además, ni los políticos ni los analistas de mercados consideran que su pérdida de terreno sea preocupante para las economías europeas. Más bien, todo lo contrario.

Todos los analistas se equivocaron. Preveían a finales de 1998 que el euro no tardaría en situarse en 1,185 dólares, al tiempo que los dirigentes políticos advertían de los riesgos que conllevaba una moneda excesivamente fuerte. Superó el citado techo el primer día de su cotización, pero inmediatamente después se inició su desplome hasta los 1,056 dólares a que cerró el viernes.Todos los expertos coinciden ahora en explicar por qué fallaron en su pronóstico. "En las últimas semanas los agentes de los mercados han cambiado de opinión sobre las perspectivas de las economías europeas y norteamericana", recalca Fernando Gutiérrez, director del gabinete de estudios de Argentaria.

A finales de año la zona euro iba a ser la de mayor crecimiento en el mundo en 1999, pero las expectativas se han rebajado hasta un 2% para países como Alemania y Francia. A principios de enero, Consensus Forecast estimaba en un 2,4% el crecimiento en EE UU y un mes después lo sitúa en un 3,1% a pesar de la crisis brasileña y de su posible extensión por Latinoamerica.

Al ritmo diferente de las economías a ambos lados del Atlántico se añade, señala Jesús Sánchez Quiñones, director general de mercados de Renta 4, "el diferencial de los tipos de interés a corto plazo", que en EE UU están en el 4,75% y en Europa en el 3%. "Provoca una huida hacia el dólar", añade.

Además, el Banco Central Europeo (BCE) acabará por rebajar los tipos un cuarto de punto o incluso medio punto. El último en pronosticarlo fue, la semana pasada, Klaus Gretschmann, asesor económico del canciller alemán. No está claro, en cambio, que la Reserva Federal de EE UU recorte los suyos tan pronto como se creía. "Lo hará cuando se noten los primeros síntomas de desaceleración de la economía estadounidense", vaticina Gutiérrez.

Otra razón para explicar la debilidad del euro es de índole psicológica. Los mercados no acaban de ver con buenos ojos las tensiones que algunos políticos europeos, empezando por los ministros de Economía de Alemania y Francia, Oskar Lafontaine y Dominique Strauss-Khan, provocan con el BCE cuando le incitan insistentemente a que reduzca los tipos. La amenaza de Lafontaine de aumentar el déficit si no le dan satisfacción enturbia aún más el clima. "Estas intenciones presupuestarias laxas afectan a las expectativas de los mercados", asegura Gutiérrez.

El efecto psicológico afecta, incluso, a los consumidores. En Francia, por ejemplo, el 4% de los talonarios de cheques solicitados en enero eran en euros, pero en la primera mitad de febrero sólo representaban el 1%. La flaqueza de la moneda única ante el dólar -frente a otras 16 divisas importantes sólo se ha devaluado un 1,3% desde principios de enero- no preocupa a los responsables políticos ni al presidente del BCE,Wim Duisenberg. El grueso del comercio de los 11 países de la zona se efectúa en euros y no resulta afectado por el cambio con el dólar. Cuando se vislumbra además un recorte del crecimiento en Europa, la endeblez de la moneda común puede ser un estímulo para las exportaciones a terceros países.

La debilidad del euro ha relegado a un segundo plano algunos de sus éxitos, empezando por el de la transición de principios de año. Los bancos centrales de muchos países están cambiando a la nueva moneda parte de sus reservas. El total de euros que guardarán en la recámara supera con creces la suma de las divisas europeas, esencialmente marcos, que hasta entonces conservaban.

El peso del euro en la cartera de muchos inversores, institucionales o particulares, rebasa también la proporción de su inversión anterior en divisas de la Europa continental. En los 45 primeros días del año se han emitido en todo el mundo títulos por valor de 194.000 millones de euros, lo que representa el 50% de los empréstitos. El dólar ya sólo copa el 40% de las emisiones (155.000 millones de euros) y el 10% restante se reparte entre otras divisas.

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