De la caza a la defensa

Nueve especies en peligro de extinción y 31 calificadas como vulnerables constituyen actualmente la parte del patrimonio animal de la comunidad autónoma vasca más necesitada de protección. En cumplimiento de la Ley para la Conservación de la Naturaleza del País Vasco, aprobada por el Parlamento vasco en 1994, y según la cual las instituciones deben aprobar planes de recuperación y manejo de las especies, las Diputaciones elaboran actualmente 30 proyectos para otras tantas familias de animales. La reacción administrativa ante el grave deterioro de la conservación de estas especies llega, a jui...

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Nueve especies en peligro de extinción y 31 calificadas como vulnerables constituyen actualmente la parte del patrimonio animal de la comunidad autónoma vasca más necesitada de protección. En cumplimiento de la Ley para la Conservación de la Naturaleza del País Vasco, aprobada por el Parlamento vasco en 1994, y según la cual las instituciones deben aprobar planes de recuperación y manejo de las especies, las Diputaciones elaboran actualmente 30 proyectos para otras tantas familias de animales. La reacción administrativa ante el grave deterioro de la conservación de estas especies llega, a juicio de los colectivos ecologistas, con mucho retraso. En este sentido, argumentan que la tardanza en la aplicación de medidas puede convertir en irreversible el proceso de desaparición de algunas variedades, según afirma el portavoz del Grupo Alavés de Defensa de la Naturaleza (Gaden), Andrés Illana. En un total de 399 familias catalogadas en el País Vasco -peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos- se incluyen además 39 consideradas raras y 65 de interés especial. Ambas categorías son también objeto de atención, aunque en menor medida. El porcentaje de especies en peligro de extinción y vulnerables, un 10%, es muy inferior al que se registra como media en España, un 16%, lo que representa 105 familias de las 639 clasificadas. Las valoraciones de los ecologistas en cuanto a la supervivencia de estas variedades autóctonas coinciden con las del Departamento de Agricultura del Gobierno vasco. Los redactores del catálogo de Vertebrados Continentales consideran que la pervivencia es "poco probable", siempre y cuando los factores causales de su actual situación persistan y no se hagan correcciones. Las especies cuya existencia en el País Vasco corre mayor peligro son dos tipos de peces, el bagre y el fraile; un anfibio, la rana meridional; cuatro aves, el quebrantahuesos, el águila perdicera, la buscarla unicolor y el carricerín común; y dos mamíferos, el murciélago mediterráneo de herradura y la nutria. 11 parejas de águilas reales A esos grupos en claro riesgo se unen las 31 especies catalogadas como vulnerables que, si no son objeto de planes de gestión que mantengan las poblaciones, pueden "pasar inminentemente a estar en peligro de desaparición", según advierte Illana. En este grupo destaca el águila real, del que restan en Euskadi once únicas parejas, que anidan en Álava y en Guipúzcoa. El ecologista asegura que esta especie está actualmente necesitada de medidas urgentes de conservación para sus lugares de nidificación, de erradicación de molestias y de la elaboración de un proyecto de repoblación de animales de presa. Las mismas premisas son aplicables al águila perdicera, variedad en claro peligro de extinción cuya población actual se limita a una pareja. La realización de un catálogo de especies protegidas ha venido a cubrir un vacío denunciado en reiteradas ocasiones por los grupos ecologistas. Éstos lamentan que "las instituciones no hayan prestado más atención a la materia", señala Illana. La ausencia de una normativa contrasta, a su juicio, con el relieve prestado por la Administración a la regulación de la caza y la pesca, "actividades que no pasan de ser un deporte, frente a la relevancia e importancia de la conservación del patrimonio natural". Basta decir que, durante muchos años, los guardas de los espacios naturales eran guardas de caza y pesca. La situación, sin embargo, ha cambiado en los últimos tiempos. La elaboración de planes de gestión para 30 especies vulnerables y en peligro de extinción es, en opinión, de Illana "un dato positivo", aunque se reserva un juicio definitivo hasta ver el resultado final del trabajo de los técnicos.

Medidas contra el deterioro

Las causas del peligro de desaparición dependen de cada una de las especies y varían en cada caso. En el de los peces, el motivo de la regresión se encuentra en la contaminación de las aguas y la destrucción de las áreas de freza, es decir, de los lugares donde se produce el desove para la reproducción. En el caso del pez fraile, la introducción del cangrejo rojo americano tiene mucho que ver con la situación de riesgo en que se encuentra. Las recomendaciones de los expertos para frenar el proceso pasan por la realización de estudios de distribución de la especie y la caracterización de su hábitat, así como por la recuperación de la calidad de las aguas. Para las aves, las medidas son, entre otras varias, el cese de actividades molestas. La apertura de pistas, los trabajos forestales y la práctica de la escalada son ejemplos de acciones que perjudican notablemente el medio que necesitan para sobrevivir. Modificar los tendidos eléctricos peligrosos constituye otra de las medidas de importancia para la conservación de las aves en riesgo. Con los mamíferos, los planes se adecúan más específicamente aún a cada grupo. En el caso de las dos variedades que están en mayor peligro -el murciélago mediterráneo y la nutria- las medidas deben contemplar cambios de diferente entidad. En el caso del primero, se hace imprescindible la búsqueda de colonias y eliminación de los trastornos que impiden o dificultan la reproducción de los ejemplares existentes. Para la nutria, cualquier intento de recuperación debe pasar por el mantenimiento de la vegetación de las riberas, la restauración de las orillas y la lucha contra la degradación de las aguas. Como complemento a las soluciones concretas para el mantenimiento de cada especie, el Departamento de Agricultura apunta a la necesidad de realizar un análisis pormenorizado, que examine la calidad genérica de las poblaciones de cada grupo de animales. Con los resultados de ese estudio de calidad en la mano, se contemplaría su posible introducción en espacios naturales protegidos, como mejor medio de garantizarles la supervivencia.

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