Ni mora ni cristiana

Lo de la puesta de sol sobre la Alhambra que tanto le gustó a Bill Clinton no es nuevo. Ni de anteayer tampoco. Todo el mundo sabe en Granada que si se levanta una piedra del Albaicín, salen restos arqueológicos como cucarachas. Lo que no se sabía es que los iberos decidieron instalarse a vivir al lado del mirador de San Nicolás, el lugar donde se observa el ocaso sobre el monumento. Una muralla recién descubierta confirma que hace 2.700 años hubo una ciudad allí. Que Granada no es ni mora ni cristiana. Que es más antigua todavía. La muralla encontrada en el callejón del Gallo, junto a la pla...

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Lo de la puesta de sol sobre la Alhambra que tanto le gustó a Bill Clinton no es nuevo. Ni de anteayer tampoco. Todo el mundo sabe en Granada que si se levanta una piedra del Albaicín, salen restos arqueológicos como cucarachas. Lo que no se sabía es que los iberos decidieron instalarse a vivir al lado del mirador de San Nicolás, el lugar donde se observa el ocaso sobre el monumento. Una muralla recién descubierta confirma que hace 2.700 años hubo una ciudad allí. Que Granada no es ni mora ni cristiana. Que es más antigua todavía. La muralla encontrada en el callejón del Gallo, junto a la plaza de San Miguel Bajo, no es un motivo de museo, pero sí tiene un valor científico importante, como afirma el director de las excavaciones, el arqueólogo Andrés Adroher: "Nos confirma que en Granada se registró la presencia no de los iberos, sino de los protoiberos, en el siglo VII antes de Cristo". El muro, construido con piedras y una argamasa de arcilla, además de adobe, tiene una poterna (una pequeña puerta) de uso militar que es un muro de avanzadilla a modo de burladero de una plaza de toros, algo que no se había visto anteriormente en todo el país. Además de la muralla, también se han encontrado restos posteriores, como una pequeña escultura romana del siglo I y una pieza de ajedrez hecha con hueso, del siglo XI, que representa a la reina blanca con un lunar en la frente. "La muralla, además de confirmarnos la presencia de la cultura protoibérica en Granada, rodeaba lo que entonces debía ser la ciudad, y nos da algunas pistas sobre cuál podría ser su perímetro", explica Adroher, quien, tras haber hecho los cálculos necesarios, estima que el asentamiento pudo tener unas cuatro o cinco hectáreas de extensión y estar ubicado entre las actuales plazas de San Miguel Bajo y San Nicolás. "Eso nos daría una población de unas 500 personas", dice. Por los materiales de construcción, los arqueólogos saben que los protoiberos de Granada tuvieron contacto con los fenicios (fundadores de localidades como Adra o Almuñécar). Los fenicios no sólo comerciaban en la costa, sino que se adentraban para negociar con los nativos. A los protoiberos les aportaron conocimientos sobre el hierro, la escritura y los métodos de construcción y ordenación de los asentamientos. También trajeron el adobe. Aquella primera ciudad fue conocida como Ilíberis que, curiosamente, en euskera quiere decir "ciudad nueva". "No es que la lengua vasca y la lengua ibera tuvieran un tronco común. Es que convivieron juntas y, como hoy sucede con el castellano y el inglés, se hacían préstamos", explica Adroher. De Ilíberis pasó posteriormente a llamarse Elvira. Granada tiene, por tanto, 2.700 años. "Es una ciudad vieja, pero no es de las más antiguas", dice el arqueólogo, que desde el pasado 27 de octubre dirige a un equipo de ocho personas en un proyecto financiado por la Fundación Albaicín. "En la provincia hay ciudades anteriores, como Guadix, que pueden llegar a los 4.000 años". El caso es que no sólo los árabes, los cristianos, o los romanos vivieron en el Albaicín. También los protoiberos. ¿Pero qué hacían en el mirador de San Nicolás si todavía no estaba la Alhambra?

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