Los aliados empiezan a fraguar un acuerdo para la intervención militar en Kosovo

El cerco al presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, empieza a cerrarse. Tras la exhibición de fuerza de la víspera, con el envío a la zona de buques y aviones de guerra, las amenazas aliadas han subido de tono. El secretario general de la OTAN, el español Javier Solana, defendió ayer la salida política al conflicto kosovar, pero ya utilizó la expresión "fuerza militar". "No queremos utilizar la fuerza militar, pero si la fuerza es el único lenguaje que entiende Milosevic, entonces habrá fuerza militar", declaró.

Las palabras de Solana se vieron reforzadas por una nota de la Casa Blanc...

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El cerco al presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, empieza a cerrarse. Tras la exhibición de fuerza de la víspera, con el envío a la zona de buques y aviones de guerra, las amenazas aliadas han subido de tono. El secretario general de la OTAN, el español Javier Solana, defendió ayer la salida política al conflicto kosovar, pero ya utilizó la expresión "fuerza militar". "No queremos utilizar la fuerza militar, pero si la fuerza es el único lenguaje que entiende Milosevic, entonces habrá fuerza militar", declaró.

Las palabras de Solana se vieron reforzadas por una nota de la Casa Blanca sobre una conversación telefónica entre el presidente Bill Clinton y el primer ministro británico, Tony Blair. Ambos líderes estuvieron de acuerdo en que la comunidad internacional, si fuera necesario, debería usar la fuerza contra los serbios para frenar sus ataques a los albaneses de Kosovo.El escenario de crisis va cambiando lentamente, como siempre ocurre en la comunidad internacional. El jueves se produjo la matanza de Racak. La opinión pública empezó a hacerse una idea cabal el sábado. El domingo se reunió la OTAN. Desde entonces las declaraciones han ido subiendo de tono y cada vez se defiende más abiertamente la solución armada. Hoy se reúne el Grupo de Contacto (EEUU, Rusia, Alemania, Reino Unido, Francia e Italia) en Londres y el Consejo Atlántico en Bruselas. El lunes están citados los 15 ministros de Asuntos Exteriores de la UE. Y la semana que viene llega a Europa la secretaria de Estado Madeleine Albright.

Entonces parece el momento adecuado para cuajar un plan político que justifique el ataque militar más allá de las peticiones de estos días: el retorno a la situación de octubre, el libre acceso del Tribunal Internacional para los crímenes de la ex Yugoslavia, respeto al representante de la OSCE William Walker. Aunque Solana puntualizó ayer que "no habrá ataque automático" en el caso de que Walker sea definitivamente expulsado. Y advirtió también a los independentistas albanokosovares: "Que el Ejército de Liberación de Kosovo no espere que la OTAN sea su fuerza aérea. El ELK también ha de respetar el alto el fuego".

Las palabras de Solana forman parte de toda esa estrategia. Las pronunció el miércoles por la noche en Copenhague. Habló de intervención aliada pero dejó claro que ésta ha de servir "para crear las condiciones de una solución política y diplomática". Los aliados europeos, siempre más reticentes al ataque que Estados Unidos, siguieron hablando ayer de negociación pero acompañaron sus palabras con hechos al enviar refuerzos al despliegue de fuerza aliado.

Iniciativas diplomáticas

Mientras tanto, el ministro de Exteriores alemán, Joshka Fischer, defendió en Bonn la idea de que "hay que lanzar grandes iniciativas diplomáticas". "Hay que encontrar las ideas para tomar decisiones que demuestren a Milosevic que la situación es grave y ha de desembocar en un arreglo sobre el terreno", declaró ante un grupo de periodistas comunitarios."La fuerza no puede ser más que el ultimo instrumento para obtener un objetivo político, por lo que hay que utilizarla dentro del cuadro de una iniciativa diplomática", añadió. Pero ¿qué iniciativa? Algunas fuentes insinuaban ayer en Bruselas que Alemania, como presidente en ejercicio de la UE, quiere relanzar la idea de convocar una Conferencia Europea sobre Kosovo en la que estarían todos los implicados. Desde los serbios a los kosovares pasando por Albania, Rusia, EEUU y la UE.

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En paralelo, Alemania lanzaría una Conferencia panalbánica en Francfort en la que sólo se sentarían los albaneses. Su objetivo sería el de lograr una posición común entre las fuerzas políticas albanokosovares que defendiera sólo la autonomía y renunciara a la independencia de Kosovo. Un paso imprescindible para que de verdad pueda cuajar un Dayton-2 en Kosovo que permita un despliegue militar de la comunidad internacional como fuerza de interposición.

"Alemania aún no ha presentado ninguna idea semejante en el Comité Político, pero no me extrañaría que el ministro Fischer acabe defendiendo esas posiciones en el Consejo de ministros del lunes", señalaron fuentes comunitarias.

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