"Llevábamos naranjas para no tener problemas en la frontera con Francia"

Nadie le habló de caducidades ni de permisos de la Comunidad de Madrid. Ni siquiera pertenece a ella. Tampoco preguntó. Aunque cuando lo hizo le dijeron que, tras las precintadas puertas del camión, entre otras cosas, había "cajas de naranjas para así poder sortear sin problemas la frontera francesa".No necesitaba más. Con esa explicación y la creencia absoluta de que el Gobierno de Belgrado está masacrando a los albano-kosovares y necesitan ayuda urgente, este hombre, que prefiere guardar el anonimato, se sentó el pasado día 23 al volante de un camión dispuesto a hacer más de 7.500 kilómetr...

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Nadie le habló de caducidades ni de permisos de la Comunidad de Madrid. Ni siquiera pertenece a ella. Tampoco preguntó. Aunque cuando lo hizo le dijeron que, tras las precintadas puertas del camión, entre otras cosas, había "cajas de naranjas para así poder sortear sin problemas la frontera francesa".No necesitaba más. Con esa explicación y la creencia absoluta de que el Gobierno de Belgrado está masacrando a los albano-kosovares y necesitan ayuda urgente, este hombre, que prefiere guardar el anonimato, se sentó el pasado día 23 al volante de un camión dispuesto a hacer más de 7.500 kilómetros antes de llegar a la región serbia de Kosovo.

La travesía le ha mermado físicamente y le ha costado una neumonía que le hizo regresar antes de tiempo y que actualmente le mantiene postrado en la cama de un hospital. Por eso, aunque no logró "el éxito total", se sorprende cuando se le pregunta si cree que es deliberado que el Gobierno serbio no permita la entrada del camión con las ocho toneladas de alimentos y material sanitario. "El camión pasó", asegura tajante y casi indignado ante la pregunta. "Cruzó la frontera el día 28 conducido por un conductor macedonio y yo me volví con la certeza de que todo lo que se trasladaba estaba rumbo a su destino final", puntualiza.

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Ahora no sabe muy bien qué pensar. Sí sabe que quiere permanecer al margen y que tanto él como un compañero de trabajo de Asturias, su misma comunidad autónoma, estaban con Paz Ahora porque querían ver cómo trabaja una ONG sobre el terreno. Satisfecho a pesar de todo con la experiencia vivida, este hombre pertenece a una asociación asturiana que en febrero tiene previsto enviar a la región kosovar un camión cargado de alimentos infantiles. "Tenemos un compromiso adquirido con miles de asturianos y no les vamos a defraudar", asegura. Sin embargo, sabe que todo lo que está conociendo ahora puede afectar negativamente a su organización. Y es que al final quienes salen perdiendo son los mismos de siempre. "Los más necesitados".

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