Los retos del 10º aniversario de Tiananmen

No es éste un año corriente en China. El próximo mes de junio se cumplirán 10 años desde la represión de las protestas en la plaza de Tiananmen, convertida en la espina dorsal de la oposición y clavada en el régimen chino de forma ineludible. Mientras comienzan ya las protestas por los cientos o miles de víctimas de aquella actuación violenta, y a la vez que miles de trabajadores son arrojados al paro al ritmo de la reforma económica y de la crisis asiática, el régimen ha vuelto a hablar: el mes pasado, tres veteranos activistas de la democracia fueron condenados a altas penas de cárcel por su...

No es éste un año corriente en China. El próximo mes de junio se cumplirán 10 años desde la represión de las protestas en la plaza de Tiananmen, convertida en la espina dorsal de la oposición y clavada en el régimen chino de forma ineludible. Mientras comienzan ya las protestas por los cientos o miles de víctimas de aquella actuación violenta, y a la vez que miles de trabajadores son arrojados al paro al ritmo de la reforma económica y de la crisis asiática, el régimen ha vuelto a hablar: el mes pasado, tres veteranos activistas de la democracia fueron condenados a altas penas de cárcel por sus "actividades subversivas". Xu Wenli fue condenado a 13 años de prisión por intentar organizar el Partido Democrático Chino; Qin Yongmin, a 12 años, y Wang Youcai, a 11 años.Pero las aguas se mueven rápidamente en las filas de la disidencia china, que quiere aprovechar esta nueva situación de descontento social para actuar. El viernes, el disidente exiliado Lian Shengde reveló que un grupo de editores de una revista clandestina que circula sólo en Internet planea lanzar en abril el Partido Laborista Chino, en desafío al todopoderoso partido comunista. Los editores intentarán registrar el partido en el Ministerio de Asuntos Civiles en Pekín, según declaró este disidente a Reuters. China firmó en octubre el Convenio Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que garantiza, entre otras, la libertad de asamblea. Se inician así difíciles pulsos que el Partido Comunista Chino no está dispuesto a permitir.