Ponerle cara a la Historia

Los pinceles aduladores de la corte quedarían en evidencia. Aquellos monarcas, damas de alta alcurnia y eclesiásticos retratados con facciones que destilan gracia, finura y magnificencia aparecerían ahora ante el mundo con rostros más imperfectos. Unos narigudos, otros con orejas elefantinas y alguno que bien podría presentarse al casting de la Familia Monster. Aunque les dieron sepultura varios siglos antes de que Niépce ideara el antecesor de la cámara fotográfica, los protagonistas de los libros de Historia Medieval acabarían delatados por sus calaveras. La unidad de Medicina Legal de la Un...

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Los pinceles aduladores de la corte quedarían en evidencia. Aquellos monarcas, damas de alta alcurnia y eclesiásticos retratados con facciones que destilan gracia, finura y magnificencia aparecerían ahora ante el mundo con rostros más imperfectos. Unos narigudos, otros con orejas elefantinas y alguno que bien podría presentarse al casting de la Familia Monster. Aunque les dieron sepultura varios siglos antes de que Niépce ideara el antecesor de la cámara fotográfica, los protagonistas de los libros de Historia Medieval acabarían delatados por sus calaveras. La unidad de Medicina Legal de la Universidad de Valencia ha comenzado a practicar reconstrucciones faciales de cráneos para ayudar a los jueces a identificar cadáveres desfigurados o esqueléticos. El equipo que dirige el profesor Delfín Villalaín propone utilizar esta técnica para crear una galería de bustos de valencianos ilustres, como Jaume I, Ausiàs March... Una variante calavérica de los museos de cera. "Basta con saber dónde están enterrados los restos y que los cráneos no estén muy deteriorados", expone Marcos Miquel, uno de los miembros de la unidad de Medicina Legal que con un molde de yeso le ponen rostro humano a unas lúgubres calaveras. No importa que se haya desprendido un pómulo o que el parietal esté quebrado; pueden reproducirlos imitando las facciones del otro lado del cráneo. Pero es fundamental que disponga de todos los dientes para modelar correctamente los labios y la mandíbula. ¿Y si está mellado? Sin pegas. Miquel y sus compañeros le componen una dentadura póstuma y arreglado. Para que el corredor de bustos célebres se convierta en una realidad palpable, el equipo de Medicina Legal sólo necesita que alguna institución o entidad se encargue de hacer frente a los gastos de personal y material. Cada reconstrucción requiere 30 horas de trabajo y unas 50.000 pesetas en yeso odontológico (de gran resistencia), alfinato, sustancias sellantes y un líquido especial. "Somos los únicos de España, junto a un equipo de San Sebastián, que efectuamos reconstrucciones faciales de cráneos", presume Miquel. Por ahora han plasmado en yeso dos rostros por petición judicial. Han recompuesto la cara de un hombre que pereció en la Guerra Civil en la sierra de Espadà y la de un esqueleto en avanzado estado de descomposición hallado en la huerta que rodea Valencia. Cuando acabaron este último trabajo lo compararon con la fotografía de una persona desaparecida en las cercanías (que no les habían mostrado hasta entonces para no condicionarles) y sonrieron ante el gran parecido de ambos. La antropología forense era el último recurso para ponerle nombre y apellidos a estas osamentas anónimas. Los colaboradores del profesor Villalaín cuentan que este método está muy extendido en Colombia por el elevado número de personas que desaparecen allí a diario. Hasta tal punto que el equipo de Valencia utiliza la técnica del colombiano Rodríguez, que permite ubicar los labios, párpados y demás facciones entrelazando con yeso unos 40 puntos distribuidos por todo el cráneo. Miquel asegura que el molde resultante se asemeja en un 85% al antiguo dueño de la calavera. Porque los componedores de jetas desconocen el color de los ojos, si el cabello era liso o rizado y si la cara era más ancha o estrecha por cuestiones gastronómicas. Kant, Bach y el zar Iván El Terrible figuran ya entre los rostros esculpidos a partir de sus cráneos. Claro que el yeso puede hacerles más daño a estas celebridades que el arsénico cuando vivían. A Santo Martino, admirado por sus virtudes y su contribución a las letras españolas del siglo XI, lo redujo a la categoría de bastardo. La reconstrucción desveló su gran parecido con la fisonomía de la familia real leonesa.

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