Crítica:DANZABALLETTO DE SICILIA

La eterna revisitación

Las composiciones para la danza de Igor Stravinski son sin duda alguna un patrimonio vivo y a disposición de la creación coreográfica en cualquier tiempo y lugar. En su momento obras como Las bodas o Pulcinella fueron tremendamente controvertidas y el acicate complementario al trabajo innovador de los coreógrafos, que atraídos y convencidos por el innovador aparato estético del compositor dieron a sus lecturas coreográficas un carácter de notoria novedad. Esto ha seguido sucediendo con la música de Stravinski en los más diferentes estilos coreográficos, y Balanchine fue su más genial valedor.R...

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Las composiciones para la danza de Igor Stravinski son sin duda alguna un patrimonio vivo y a disposición de la creación coreográfica en cualquier tiempo y lugar. En su momento obras como Las bodas o Pulcinella fueron tremendamente controvertidas y el acicate complementario al trabajo innovador de los coreógrafos, que atraídos y convencidos por el innovador aparato estético del compositor dieron a sus lecturas coreográficas un carácter de notoria novedad. Esto ha seguido sucediendo con la música de Stravinski en los más diferentes estilos coreográficos, y Balanchine fue su más genial valedor.Roberto Zappalà ha consolidado desde hace años su prestigio como coreógrafo una vez que dejó su carrera de bailarín. Sus recientes trabajos para el teatro de la Scala de Milán o el Ballet de Toscana le acreditan a la cabeza de una generación de coreógrafos italianos que indudablemente han mejorado el panorama de la creación local. Zappalà posee un estilo conciso dominado por la abstracción y la síntesis, y es así que al embarcarse hace unos años en la idea del Proyecto Stravinski asumía además de los riesgos la responsabilidad que conlleva una música que por sí sola ya es de un gran poder absorbente.

Balletto de Sicilia

Proyecto Stravinski. L'anelito all'unione. Les Noces. Pulcinella. L'uno è l'altra. Coreografía y dirección: Roberto Zappalà. Teatro de Madrid La Vaguada. Del 11 al 13 de diciembre.

La pieza eje de este tríptico es sin duda Pulcinella, donde el coreógrafo resume de manera sumamente intelectual y depurada al mítico personaje napolitano, sin caer en ningún tópico de los que tantos pueblan y rodean al tragicómico perfil del personaje. Pulcinella no es en absoluto la alegría ni la representa, más bien es la duda ante el exceso de entusiasmo es un espíritu tangente a la fiesta aun provocándola, es la máscara que oculta bastantes más cosas que un rostro poco agraciado. La ansiedad de un cómico de la legua, sus obsesiones íntimas ante el espejo, el desdoblamiento que va del sexo al verso, encuentran en la danza de Zappalà unas demostraciones llenas de ese lirismo controlado y genuinamente moderno que aún pervive en la música a pesar de haber sido compuesta a principios de siglo.

La plantilla de bailarines está altamente preparada para un baile lleno de exigencias formales, y el coreógrafo recurre a la explotación del código del ballet con sus aplicaciones más actuales, lo que en realidad es el reflejo indirecto de la propia carrera de bailarín del artista.

En referencia a Les Noces debemos decir que la nueva revisión de Zappalà es innovadora desde el pretexto argumental hasta el estímulo de los acentos musicales. No hay un seguimiento literal de la idea original, sino una construcción nueva con un sentido también novedoso en que la tensión corporal se hace el pariente exacto del sonido.

El Balletto de Sicilia desarrolla en su región un trabajo que puede ser considerado ejemplar de la comunicación entre un creador y su conjunto y las instituciones; partiendo de una estructura convencional son capaces de desarrollar un trabajo que no lo es en sí mismo.

La danza moderna italiana en un momento fue considerada inexistente, solamente se identificaba a dos o tres grupos puntuales y parecía concentrarse un cierto perfume de vanguardia en el ballet a partir de una importante compañía: Aterballetto.

De allí precisamente han surgido las más importantes figuras, entre ellas Zappalà, que pronto supo encontrar un camino de independencia con su propio conjunto. Ese ballet moderno italiano tiene una real influencia del ballet norteamericano, y esto también late en la obra del siciliano, debiéndose quizá en parte a que el repertorio de Aterballetto incidía en Balanchine, Forsythe o Tetley, entre otros. Zappalà, por su parte, presiona sobre los límites de resistencia del bailarín manteniéndole en escena y haciéndole expresar a través del virtuosismo la idea coreográfica, llegando a hacer coincidir lectura con propósito, en un todo, como se ha expresado antes, abstracto. En Pulcinella grandes secuencias constituyen en sí mismo módulos de abstracción coréutica que con apenas algún retoque podrían vivir por sí mismos; lo mismo sucede con el aparato coreográfico, que se expresa a través de una limpieza tan lineal como sugerente.

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