La media voz de Rancapino

Fue casi una reunión de amigos. El cantaor sustituía a otra artista, había comenzado el puente de la Constitución, el frío y cosas así parece que motivaron una asistencia de público inusualmente baja. Es decir que Rancapino cantó relajado y a gusto.Rancapino se explayó, pues, sin megafonía y con su voz natural, esa media voz de timbre opaco que tanto gusta a los buenos aficionados. En la que no importa tanto el grito como lo jondo, la bajada al tercio dicho para la intimidad, como advertía Caracol que debía hacerse el cante.

Hizo una impagable versión del taranto, un estilo que él no fr...

Fue casi una reunión de amigos. El cantaor sustituía a otra artista, había comenzado el puente de la Constitución, el frío y cosas así parece que motivaron una asistencia de público inusualmente baja. Es decir que Rancapino cantó relajado y a gusto.Rancapino se explayó, pues, sin megafonía y con su voz natural, esa media voz de timbre opaco que tanto gusta a los buenos aficionados. En la que no importa tanto el grito como lo jondo, la bajada al tercio dicho para la intimidad, como advertía Caracol que debía hacerse el cante.

Hizo una impagable versión del taranto, un estilo que él no frecuenta y que sin embargo interpreta con admirable propiedad, dándole unas entonaciones impregnadas de emoción y delicada musicalidad. La malagueña del Mellizo, las siguirillas, alegrías, bulerías, cuanto hizo Rancapino fue el testimonio de un artista que lleva el cante en el alma y nunca podrá prescindir de él.

El jerezano Fernando Moreno le acompañó al toque con la justeza que cantaores de esta cuerda merecen, sin buscar el protagonismo en ningún caso. Hizo sus falsetas cuando Rancapino quería tomarse un alivio en el cante, y en todo momento Moreno dejó constancia de una exquisita calidad.