El director Montxo Armendáriz obtiene el Premio Nacional de Cinematografía

El galardonado afirma que el buen momento del cine español sólo se debe a las películas

Su amigo y colega Imanol Uribe le definió ayer como un cineasta "minucioso, serio y sólido". Montxo Armendáriz (Olleta, Navarra, 1949) logró el Premio Nacional de Cinematografía tras 14 años de carrera profesional y cinco películas: Tasio (1984), 27 horas (1986), Las cartas de Alou (1990), Historias del Kronen (1995) y Secretos del corazón (1997). Armendáriz, tras conocer ayer la concesión del premio, afirmó que la bonanza que vive el cine español sólo se debe "a los aciertos de las películas y no a una política cinematográfica que dé la estabilidad necesaria".

"Vivimos un buen momento...

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Su amigo y colega Imanol Uribe le definió ayer como un cineasta "minucioso, serio y sólido". Montxo Armendáriz (Olleta, Navarra, 1949) logró el Premio Nacional de Cinematografía tras 14 años de carrera profesional y cinco películas: Tasio (1984), 27 horas (1986), Las cartas de Alou (1990), Historias del Kronen (1995) y Secretos del corazón (1997). Armendáriz, tras conocer ayer la concesión del premio, afirmó que la bonanza que vive el cine español sólo se debe "a los aciertos de las películas y no a una política cinematográfica que dé la estabilidad necesaria".

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"Vivimos un buen momento por el número de películas que conecta con el público, pero creo que sigue faltando una política cinematográfica que garantice la estabilidad que necesita una cinematografía. Es un buen momento que no se ha aprovechado para crear una infraestructura de producción que pueda dar continuidad a los aciertos de las películas", explicó el cineasta.El Premio Nacional de Cine, otorgado por el Ministerio de Educación y Cultura, fue decidido ayer por un jurado presidido por el director general del Instituto de Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA), José María Otero, y compuesto por Rosa Vergés, representante de la Academia de Cine; Lola Salvador, de la Asociación de Autores Literarios de Medios Audiovisuales (ALMA); Carlos Orengo, de la Federación de Asociaciones de Productores Audiovisuales Españoles (FAPAE); Kiti Manver, de la Federación de Unión de Actores; Ángel José Nieto, de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), Alfonso Santacana, de Técnicos Asociados Cinematográficos Españoles (TACE), y Enrique González Macho, galardonado en la anterior edición.

Con el reconocimiento a Armendáriz, se ha querido destacar una trayectoria "coherente, personal y comprometida". Para Armendáriz, el premio -dotado con cinco millones de pesetas, "que invertiré en cenas con los amigos y en asentar mi economía personal", afirmó el galardonado- reconoce un "trabajo que no ha sido en solitario". En el cine trabajan un montón de personas y yo hoy me he acordado de todos ellos", dijo.

"Me resulta muy incómodo hablar de mi cine, de alguna manera coincido con Orson Welles cuando dijo que no existía nada más estúpido que un director de cine hablando de sus películas", continuó el director, que justificó su escasa producción, tan sólo cinco películas en 15 años de profesión, por la dificultad en encontrar productores-creadores y cómplices. "Creo que cuando vas a hacer una película tienes que seducir a un productor, que debe ser una persona que no se limita a poner dinero, sino que debe creer tanto como tú en lo que vas a hacer y eso es muy difícil. Es un equilibrio y una complicidad que siempre he buscado y que necesito. El problema es que muy pocas veces lo he encontrado".

Armendáriz, tras el éxito de taquilla y crítica de Secretos del corazón (candidata al Oscar a la mejor película en lengua extranjera en 1997), está escribiendo una nueva historia, un guión original del que prefiere no hablar hasta que no esté más elaborado. "Montxo medita y madura mucho cada proyecto, su seriedad es lo que le ha impedido hacer más cine", explicó ayer Imanol Uribe, uno de los productores de Secretos del corazón.

Profesor de electrónica en un instituto de formación profesional de Pamplona, Armendáriz formó con unos amigos y familiares la cooperativa con la que rodó en 1979 su primer cortometraje, La danza de lo gracioso. Luego realizó dos documentales entre los que estaba Carboneros de Navarra, donde conoció a Tasio, el carbonero de Zúñiga que sería el personaje de su primera película. Eran sus primeros pasos en una profesión que él define como el intento de contar una historia con imágenes: "Busco historias porque sin historias no hay ni películas ni directores ni actores. Pienso en la película que me apetece hacer y busco la forma de contarla, cada vez con planteamientos distintos para que, funcionen o no, signifiquen siempre una superación para mí mismo".

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