Tribuna:

983 días

Novecientos ochenta y tres días se prolongó la guerra civil en Madrid. Pedro Montoliú, autor de numerosos libros madrileños, acaba de publicar el primer volumen de un importante trabajo de periodismo histórico que se lee como un reportaje sobre el Madrid de la guerra.Aunque esta primera entrega corresponde a la narración histórica de los hechos en forma cronológica, desde principios de enero de 1936 hasta el 1 de abril de 1939, el estilo periodístico, la prosa amena de Montoliú nos permite seguir no sólo los acontecimientos de mayor trascendencia, sino también la vida cotidiana de los madrileñ...

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Novecientos ochenta y tres días se prolongó la guerra civil en Madrid. Pedro Montoliú, autor de numerosos libros madrileños, acaba de publicar el primer volumen de un importante trabajo de periodismo histórico que se lee como un reportaje sobre el Madrid de la guerra.Aunque esta primera entrega corresponde a la narración histórica de los hechos en forma cronológica, desde principios de enero de 1936 hasta el 1 de abril de 1939, el estilo periodístico, la prosa amena de Montoliú nos permite seguir no sólo los acontecimientos de mayor trascendencia, sino también la vida cotidiana de los madrileños en esos dramáticos años.

La ciudad, que fue considerada como paradigma mundial de la resistencia frente al fascismo, que sufrió bombardeos, padeció un larguísimo asedio y de la que durante algún tiempo se enseñoreó el terror de las "checas" y los "paseos", no vio por ello interrumpida su vida ciudadana.

Se siguió celebrando, por ejemplo, la festividad de San Isidro, aunque se proclamó que "hogaño, de vivir Isidro, seguro que pediría el ingreso en un sindicato, prefiriendo tener algo más de tres escudos de soldada, para mantenerse y mantener a su compañera María, a la santificación de su nombre".

Los Reyes Magos se celebraban como "Semana del Niño", y a la Cibeles, que hubo que proteger con ladrillos y sacos terreros, la llamaban "la linda tapada". Había escasez de alimentos y los fumadores tenían dificultades para encontrar tabaco y papel de fumar, conformándose con aspirar el humo de mondas de patatas u hojas secas de lechuga. Repasando las carteleras en la hemeroteca, Montoliú ve que no era verdad que se pusieran sólo películas soviéticas, sino de Greta Garbo, Charlot y Boris Karloff. Y que se iba a escuchar a Pastora Imperio y a Estrellita Castro. Se suprimió el "usted", se implantó el "mono", cerraron muchas peluquerías de señoras y se inventó la "tortilla sin huevos"... Un Madrid, en fin, que aparece ante nosotros de la mano de un buen cronista.

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