La mitad de los presos declara su adicción a la droga y se queja del trato en la prisión

1.010 internos de 62 prisiones españolas relatan sus vivencias y angustias en un cuestionario

Con las respuestas, que ocupan 2.000 folios manuscritos, los autores del trabajo -el profesor de Derecho Penal Julián Carlos Ríos y el sociólogo Pedro Cabrera- han elaborado un informe que pretenden remitir a las autoridades. En esos 2.000 folios, los 1.010 presos vuelcan sus vivencias,, angustias, desolaciones, miedos...Aunque se hace hincapié en la mejora de la infraestructura carcelaria, el informe describe las cárceles como "un submundo de incomunicación y angustia", donde el "desarraigo, la desesperanza, el sida", y el ojo avizor de la muerte campan sin coto, y donde la "reinserción" es m...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Con las respuestas, que ocupan 2.000 folios manuscritos, los autores del trabajo -el profesor de Derecho Penal Julián Carlos Ríos y el sociólogo Pedro Cabrera- han elaborado un informe que pretenden remitir a las autoridades. En esos 2.000 folios, los 1.010 presos vuelcan sus vivencias,, angustias, desolaciones, miedos...Aunque se hace hincapié en la mejora de la infraestructura carcelaria, el informe describe las cárceles como "un submundo de incomunicación y angustia", donde el "desarraigo, la desesperanza, el sida", y el ojo avizor de la muerte campan sin coto, y donde la "reinserción" es más utopía que realidad. Un submundo en que los presos que mueven la droga controla también el tiempo, la ansiedad y las posibilidades de evasión de sus compañeros: "Aquí todos estamos deprimidos y [la droga] es la única forma de robarle días al juez", cuenta un interno. La cárcel es, para muchos presos, un lugar fronterizo entre la vida y la muerte, y un foco de enfermedades y obsesiones: "He visto a muchos compañeros morir de sobredosis en el patio, como perros"; "Sufro de paranoias por las noches, me despierto sudando, creyendo que vienen los guardias a pegarme"; "He contraído el sida con una jeringuilla usada por 50 presos...", cuentan los internos. Las las respuestas de los presos aparecen corregidas en ortografía, pero se respeta la sintaxis. "No es una muestra probabilística [respondieron los presos que quisieron], pero tiene gran representatividad", sostienen los autoreso, según las contestaciones de 950 varones y 61 mujeres.

Más información

Instituciones Penitenciarias indicó el viernes que eludía pronunciarse por ignorar el contenido de la encuesta.

Funcionarios

Los funcionarios son el blanco de la mayoría de los dardos que lanzan los internos. Un 66% considera que, "salvo excepciones", no les tratan "con respeto". ¿Encuentras trabas en la comunicación con los funcionarios/ equipo de tratamiento?, rezaba una de las 85 preguntas. "Sí", contestó el 78% de los reclusos. "Sólo hablan entre ellos"; "Imposible hablar con ellos; son yo mando y tú obedeces y si no, sanción".La relación de los internos con los equipos de tratamiento -psicólogos, letrados, asistentes sociales...- suele ser fría y distante. Éstos tienen la llave de los permisos y del régimen carcelario. "Es imposible hablar con ellos. Siempre dicen "Ya te llamaré", miran su reloj y se van", se indigna un preso. Otros apostillan: "Se creen tocados por la mano divina"; "Los juristas dicen que somos muchos y no pueden atendernos"; "Hay una junta de tratamiento, pero nadie la ha visto". Sólo algo más de una hora se reúnen los técnicos con los presos al cabo de la condena. El Defensor del Pueblo ha denunciado esta incomunicación. En 1996, para 37.000 presos, sólo había 250 técnicos. "Consumen la mayor parte del tiempo en burocracia, y apenas nada al tratamiento terapéutico", dice la encuesta.

Archivado En