Los Quince revisan su defensa y reactivan la política económica común

ENVIADO ESPECIAL

Los Quince inician hoy en esta ciudad austriaca sureña una cumbre que pretende impulsar la política económica y el espacio judicial y policial comunes, y replantear su defensa. Lo más nuevo será el estreno de una actitud sobre ésta, menos nacionalista y más flexible, por parte del Reino Unido. La tormenta de cerebros tendrá como nuevas estrellas al alemán Gerhard Schröder -Helmut Kohl ha renunciado al homenaje que se le propuso- y al italiano Massimo d'Alema.

Pese al escepticismo de los observadores, igual salta la sorpresa. ¿Por qué? Porque al espíritu retro...

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Los Quince inician hoy en esta ciudad austriaca sureña una cumbre que pretende impulsar la política económica y el espacio judicial y policial comunes, y replantear su defensa. Lo más nuevo será el estreno de una actitud sobre ésta, menos nacionalista y más flexible, por parte del Reino Unido. La tormenta de cerebros tendrá como nuevas estrellas al alemán Gerhard Schröder -Helmut Kohl ha renunciado al homenaje que se le propuso- y al italiano Massimo d'Alema.

Pese al escepticismo de los observadores, igual salta la sorpresa. ¿Por qué? Porque al espíritu retrocomunitario de la cumbre de Cardiff, que buscó en junio recortar poderes a la Comisión, esta vez "no vamos a hacer una cumbre contra ninguna institución", subrayó el presidente de turno, el austriaco Víktor Klima. De todo aquello han quedado sólo algunas iniciativas de la presidencia, mal recibidas por Francia, Alemania y España, que recelan de su efectividad o de su complejidad institucional.

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¿Qué ideas? Incorporar a los parlamentos nacionales a la construcción europea; encargar un informe sobre la legitimidad democrática de la UE a un grupo de gurus y aumentar la eficacia intergubernamental. ¿Cómo? Celebrando tres cumbres al semestre; agrupando consejos de ministros; creando una "red al máximo nivel" -oficinas de los primeros ministros- para coordinar mejor; y separando las tareas de los ministros de Exteriores (coordinación y política exterior común). Serán ideas brillantes o mates, pero al menos no suponen menos Europa.

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Quizá es por las nuevas presencias, sobre todo la de Schröder, más proclive que Kohl a una política económica -no sólo mone-taria- común. O por el rodillo socialista (salvo en Bélgica, Luxemburgo, Irlanda y España), que otorga al PS más responsabilidades. O porque, alejado Kohl, ésta es la primera cumbre de los líderes pos-Maastricht que, con pocas variaciones, regirán la entrada de Europa en el siglo XXI. Un signo -quizá, optimista- de que, a diferencia de Cardiff, ahora se pretende profundizar en Europa en vez de recortarla, radica en que Klima ha encargado ponencias a tres panelistas, lo que ordena el debate y responsabiliza a todos.

Tony Blair romperá tabúes británicos sobre Defensa: rechazará un Ejército europeo, reafirmará la función de la OTAN, pero se mostrará abierto a reenfocar el papel de la UEO, para disolverla o para absorberla y reclamará "coherencia", es decir, inversiones para equiparar a Europa con EEUU en satélites y transporte aéreo, sus dos grandes lagunas. El holandés Wim Kok propugnará un nuevo papel económico de la UE consagrada por el euro en un mundo financiero turbulento. Y el español José María Aznar propondrá profundizar en el espacio policial y judicial común. Quizá Jacques Chirac o Lionel Jospin diserten sobre el modelo social europeo.

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