Vincenzo Natali gana con 'Cube' el 31º Festival de Cine de Sitges

Era un galardón cantado, tanto por sus méritos, que no son pocos, como por el escaso interés de sus contrincantes. Cube, la hipnótica, sorprendente opera prima de Vincenzo Natali, una fantasía futurista hecha con rigor de geómetra y paciencia de orfebre, capaz de esconder la modestia de su producción detrás de una sobrecogedora fuerza visual y un endiablado sentido del ritmo, ha obtenido el máximo galardón, el premio a la mejor película de esta 31ª edición del Festival Internacional de Cine de Sitges.

Con toda lógica, el guión del filme, firmado al alimón por Natali, André Bijelic y...

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Era un galardón cantado, tanto por sus méritos, que no son pocos, como por el escaso interés de sus contrincantes. Cube, la hipnótica, sorprendente opera prima de Vincenzo Natali, una fantasía futurista hecha con rigor de geómetra y paciencia de orfebre, capaz de esconder la modestia de su producción detrás de una sobrecogedora fuerza visual y un endiablado sentido del ritmo, ha obtenido el máximo galardón, el premio a la mejor película de esta 31ª edición del Festival Internacional de Cine de Sitges.

Con toda lógica, el guión del filme, firmado al alimón por Natali, André Bijelic y Graeme Manson, obtuvo igualmente el premio en su especialidad, aunque ex aequo con el de Seul contre tous, del franco-argentino Gaspar Noé. El premio al mejor director ha recaído, contra todos los pronósticos, en el estadounidense Michael di Jiacomo, autor del gracioso disparate Animals, que si por algo se caracteriza es justamente por un sentido de la puesta en escena dudoso y renqueante.

El jurado internacional, compuesto por los actores Seymour Cassel (Estados Unidos) y Susannah York (Reino Unido); por el director británico Jimmy Sangster; el crítico italiano Loris Curci, y la escritora española Lucía Etxebarría, premió igualmente, en una decisión cuanto menos errática, a Jared Harris como mejor actor por su olvidable trabajo en Trance, delirante engendro del temible Michael Almereyda, mientras hizo lo propio, esta vez con toda justicia, con la francesa Evelyne Dandry, la entregada madre protagonista de la, a ratos, interesante comedia negra Sitcom, del francés François Ozon, que obtuvo el premio a la mejor actriz.

Categorías técnicas

Las categorías técnicas no admiten este año demasiada discusión. La fotografía, para Luca Bigazzi por su trabajo en Totò che visse due volte premia el buen ojo del operador para el rodaje en blanco y negro, único logro de una película despreciable. Los mejores efectos especiales fueron para el único filme que exhibió algo parecido a una buena factura en este terreno, Pequeños guerreros, de Joe Dante. Para el mismo filme fue el premio a la mejor partitura, de la que es responsable el veterano y solvente Jerry Goldsmith. El jurado oficial concedió igualmente, en una sabia decisión, sendos premios ex aequo al mejor cortometraje para el hilarante More sex & violence, del animador estadounidense Bill Plympton, y para el un tanto ampuloso, aunque decididamente interesante, Génesis, del catalán Nacho Cerdà. Del resto de los palmarés concedidos por otros jurados destaca el premio de votación popular, una novedad en esta edición, que recayó en la comedia Lluvia en los zapatos, rodada en Inglaterra por la catalana Maria Ripoll, en inglés y con un elenco esencialmente británico; el premio José Luis Guarner de la Asociación Catalana de Críticos fue, con todo merecimiento, para L"arbre de les cireres, espléndida segunda película del joven March Recha

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