EL 'CASO LEWINSKY'

La Casa Blanca y el Congreso estudian una fórmula que detenga el proceso de destitución

Todavía hay un modo de impedir que el Congreso estadounidense acepte a trámite las acusaciones del fiscal independiente Kenneth Starr y le abra formalmente al presidente Bill Clinton, en fecha próxima, una investigación por presuntos delitos susceptibles de impeachment o proceso de destitución: que el presidente comparezca en persona ante el Comité de Asuntos Judiciales de la Cámara de Representantes, se explique, pida disculpas y argumente que sus errores en el caso Lewinsky no merecen un castigo tan severo como su salida anticipada de la Casa Blanca. Esa fórmula, propuesta el domingo por con...

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Todavía hay un modo de impedir que el Congreso estadounidense acepte a trámite las acusaciones del fiscal independiente Kenneth Starr y le abra formalmente al presidente Bill Clinton, en fecha próxima, una investigación por presuntos delitos susceptibles de impeachment o proceso de destitución: que el presidente comparezca en persona ante el Comité de Asuntos Judiciales de la Cámara de Representantes, se explique, pida disculpas y argumente que sus errores en el caso Lewinsky no merecen un castigo tan severo como su salida anticipada de la Casa Blanca. Esa fórmula, propuesta el domingo por congresistas republicanos y demócratas, recibió ayer una acogida favorable en la Casa Blanca.

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Clinton, según informaron fuentes de la presidencia, está considerando seriamente la posibilidad de comparecer en la colina del Capitolio y hacer un llamamiento directo a los legisladores, una idea que le ha sido sugerida por congresistas moderados de los dos partidos norteamericanos y que ayer fue apuntada directamente por el presidente del comité, Henry Hyde. Esos congresistas creen que el presidente debe negociar con el Congreso una salida a la crisis antes de que sea demasiado tarde y se ponga en marcha el mecanismo del impeachment."Yo no le invitaré. No queremos ponerle en una situación embarazosa. Pero si él desea dar su testimonio, ciertamente le escucharemos", declaró anoche Hyde a la prensa.

Esa salida tendría que pasar por el desplazamiento del presidente desde el extremo de la avenida de Pennsylvania, donde está la Casa Blanca, al que ocupa el Capitolio. Una vez en la sede del poder legislativo, el presidente debería dar suficientes muestras de contrición. En ese caso, los congresistas podrían aprobar un castigo limitado a una moción simbólica de censura, que es la fórmula preferida por los norteamericanos, a tenor de los sondeos.

Si Clinton no hace este gesto, el Comité de Asuntos Judiciales, en cuyas manos está el caso, no tiene otra salida que decidir la aceptación a trámite del informe de Starr y el comienzo de una investigación sobre impeachment, y ello antes de la expiración de la actual legislatura, a mediados de octubre, según reiteraron ayer congresistas republicanos y demócratas. La popularidad de Clinton o la simpatía que haya cosechado tras la difusión del vídeo, se decía ayer en el Capitolio, no tiene nada ver con el cumplimiento de las tareas constitucionales del comité.

La fórmula de la visita al Congreso fue expuesta el domingo por el senador demócrata John Kerry. De inmediato recibió el apoyo de su colega republicano Jonh Ashcroft y de dos miembros del comité de Asuntos Judiciales, el demócrata Barney Frank y el republicano Lindsey Graham. Fuentes de la Casa Blanca señalaron ayer que Clinton podría aceptar ese consejo, pero siempre y cuando formara parte de un pacto por el que el Congreso diera por cerrado el mecanismo puesto en marcha por Starr y aprobara una sanción simbólica.

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"Sería positivo que el presidente viniera al Congreso con las manos limpias", dijo ayer Trent Lott, líder de la mayoría republicana en el Senado. "Todo este asunto (el caso Lewinsky) está dañando al país".

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