La deuda de todas las administraciones vascas alcanza el techo de 691.713 millones de pesetas

Cada ciudadano vasco carga a sus espaldas con una deuda de 324.030 pesetas. Esta cantidad corresponde al prorrateo de toda la deuda pública viva que acumulan los tres niveles administrativos de Euskadi: Gobierno, diputaciones y ayuntamientos. El País Vasco en su conjunto debe 691.713 millones de pesetas, una cantidad próxima al Presupuesto de la comunidad autonoma, que este año roza los 800.000 millones de pesetas. No obstante, las diferencias de endeudamiento entre territorios son considerables. Desde la Administración, con certificados de las agencias internacionales de solvencia en la mano,...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Cada ciudadano vasco carga a sus espaldas con una deuda de 324.030 pesetas. Esta cantidad corresponde al prorrateo de toda la deuda pública viva que acumulan los tres niveles administrativos de Euskadi: Gobierno, diputaciones y ayuntamientos. El País Vasco en su conjunto debe 691.713 millones de pesetas, una cantidad próxima al Presupuesto de la comunidad autonoma, que este año roza los 800.000 millones de pesetas. No obstante, las diferencias de endeudamiento entre territorios son considerables. Desde la Administración, con certificados de las agencias internacionales de solvencia en la mano, aseguran que esta deuda no hace peligrar la estabilidad de las finanzas públicas vascas.

Á pesar de la reducida dimensión del País Vasco, la situación financiera de cada uno de los territorios históricos es muy diferentes. Álava es la que tiene menos deuda y Guipúzcoa la que se encuentra en la peor situación. Durante los últimos años la moda financiera y presupuestaria ha sido la contención. Apretarse el cinturón y reducir el gasto, con la mirada fija en la Unión Europea y el euro, ha servido también para que el ritmo de crecimiento de la deuda pública se frenara respecto a los primeros años de esta década. En la Diputación de Vizcaya se muestra un informe de Standard & Poor"s, firma internacional de análisis de solvencia, en el que se mejora la calificación de la institución foral, que tendrá a 31 de diciembre de 1998 una deuda de 114.617 millones de pesetas. Esta cifra corresponde al 105,1% del presupuesto disponible de este territorio. Estas cifras, a primera vista tan alarmantes, no pueden esconder que este porcentaje ha bajado ha bajado en los último tres años desde la cota del 137%. Sin jerarquías En cuestiones de deuda no hay jerarquías, pero en el País Vasco sí que hay una circunstancia que se repite, tanto en el ámbito foral como en el municipal. Guipúzcoa siempre tiene los datos de endeudamiento más desfavorables y Álava los mejores. La deuda viva del Gobierno vasco asciende a 370.792 millones de pesetas, que en teoría no se amortizará antes del año 2008. Si los vascos la tuvieran que pagar mañana mismo de su bolsillo, tendrían que desembolsar 173.698 pesetas oir cabeza. El pasado mes de junio se hizo la última emisión de deuda por valor de 22.000 millones de pesetas. Era la número 44 y estaba destinada esencialmente al mercado mayorista. Sin embargo, esta emisión no es la última. Antes de fin de año se habrán emitido otros 22.000 millones de pesetas, un 7,28% menos que el año anterior. El Gobierno vasco lanza deuda con el freno puesto. Sin embargo, el duro cuatrienio 1992-1995 pesa todavía demasiado. En este periodo se emitió deuda, para hacer frente a la dura recesión económica, por importe de 273.646 millones de pesetas y hoy todavía se está pagando. En todo caso, el Gobierno, como el resto de la sociedad, se ha beneficiado de la caída de los tipos de interés de los últimos años. Este alivio en la carga financiera de la deuda ha supuesto que este año se paguen 4.000 millones de pesetas menos de intereses que el pasado ejercicio. Las diputaciones viven tres escenarios completamente diferentes. Por un lado, Álava tiene un deuda prácticamente testimonial. En las otras diputaciones señalan, y no sin razón, que su deuda es igual que no tenerla. A finales de este año deberá 5.100 millones de pesetas, equivalente a un 19% del presupuesto disponible alavés. Toda la deuda está a interés fijo y se hizo para financiar proyectos concretos. La deuda alavesa está suscrita por dos entidades privadas, Argentaria y Caja Vital, y por el Banco Europeo de Inversiones. La Diputación de Álava asegura que por el momento no tiene necesidad de pedir crédito, pero que lo hará si lo requiere algún proyecto concreto. El caso de la Diputación de Vizcaya es completamente diferente. Su política en los últimos años ha estado marcada por la contención y su deuda, al ser cuantiosa, está repartida entre el mercado fijo, en un 70%, y el variable en un 30%. Para sus responsables es esencial tener un margen de juego de previsión que permita beneficiarse de la buena marcha de la economía. De momento, la gestión de la deuda en los últimos años les ha dado unos resultados positivos. Al día de hoy el tipo medio al que está toda su deuda sería del 6,29%. Más de un tercio de la deuda vizcaína, 44.000 millones, está en obligaciones, 35.000 en préstamos del BEI a interés fijo y el resto en manos de la banca privada, ya sea en créditos individuales o sindicados. La peor parte La peor parte se la lleva la Diputación de Guipúzcoa. El porcentaje que representa la deuda de su presupuesto disponible es de un 105,38%. La estructura de esta deuda se reparte en un 37,3% para emisiones de obligaciones, un 31,9% para préstamos y el resto en créditos. La carga financiera para este año se calcula en 11.500 millones de pesetas. Aunque peor lo tienen los ayuntamientos, ya que sus ingresos dependen fundamentalmente de la financiación procedente de las Diputaciones. Según datos del Eustat, en diciembre de 1996 la deuda municipal acumulada vascos era de 127.953. En este dato no se computan las de los organismos participados o dependientes de los ayuntamientos. Los de Guipúzcoa suman 61.408 millones de deuda, de los que 26.000 millones corresponden a San Sebastián;los de Vizcaya, 57.768 millones, 38.000 de ellos sólo de Bilbao, y los de Álava 8.777 millones de pesetas.

El modelo económico de la Llanada

La situación financiera de la Diputación de Álava, lo que algunos denominan "el modelo de la Llanada", es la envidia del resto de las administraciones vascas. El saneado estado de las cuentas públicas alavesas es consecuencia de una industrialización más tardía y ordenada y de haber mantenido ininterrumpidamente el régimen foral. Mientras Vizcaya y Guipúzcoa perdieron tras la Guerra Civil el Concierto Económico, Álava y Navarra lo conservaron y lo utilizaron convenientemente. Durante años los alaveses y los navarros pudieron alardear de que tenían las mejores carreteras e infraestructuras de España. Las cosas han cambiado mucho en los últimos 20 años de autogobierno, gracias a la recuperación general del Concierto Económico. Desde Vizcaya y Guipúzcoa se asegura que la diferencia de endeudamiento de sus territorios con respecto a Álava refleja el enorme esfuerzo de inversión que han tenido que realizar para situar sus infraestructuras y servicios a un nivel homologable. Una explicación que quita méritos a la tradicional buena administración alavesa. La deuda per cápita en Álava alcanza las 224.904 pesetas, muy por debajo de los otros dos territorios vascos. Pero esta cantidad sería sustancialmente menor si no se aplicara a los alaveses el prorrateo de la deuda acumulada por el Gobierno vasco. Álava se convierte así en la cara de la moneda frente a la cruz que es Guipúzcoa. Pero el modelo de la Llanada no es sólo finanzas saneadas, también es desarrollo, industrial, exportaciones y crecimiento.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En