Soledad Sevilla muestra su nuevo esfuerzo por hacer irreal lo real

La pintora expone desde hoy en Madrid sus últimos trabajos

Soledad Sevilla (Valencia, 1944) expone a partir de hoy en la galería Soledad Lorenzo, de Madrid, sus nuevos trabajos: una instalación compuesta por 1.500 mariposas titulada El tiempo vuela y una serie de lienzos de gran tamaño que son gigantescas cascadas vegetales. "Mi lucha diaria delante de la tela sigue siendo por la abstracción", afirma la pintora. "Huyo de la tentación de la figuración, aunque no siempre lo logro. Estos nuevos cuadros parten de una realidad, la vegetación que veo desde mi ventana de Granada. Pero quiero que eso no importe, quiero que lo real sea irreal".

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Soledad Sevilla (Valencia, 1944) expone a partir de hoy en la galería Soledad Lorenzo, de Madrid, sus nuevos trabajos: una instalación compuesta por 1.500 mariposas titulada El tiempo vuela y una serie de lienzos de gran tamaño que son gigantescas cascadas vegetales. "Mi lucha diaria delante de la tela sigue siendo por la abstracción", afirma la pintora. "Huyo de la tentación de la figuración, aunque no siempre lo logro. Estos nuevos cuadros parten de una realidad, la vegetación que veo desde mi ventana de Granada. Pero quiero que eso no importe, quiero que lo real sea irreal".

Aunque son los cinco lienzos (dos de ellos de más de siete metros) los que abren la exposición de Madrid, la instalación, al fondo de la galería, llama poderosamente la atención desde el primer momento. De lejos, sólo parecen puntos en movimiento; de cerca, el color azul eléctrico de las mariposas, en constante movimiento, son pequeños farolillos de la naturaleza que la pintora utiliza para ilustrar una idea: "Es una instalación llamativa y vistosa porque el paso del tiempo lo percibo como algo positivo. La mariposa es un insecto que empieza su vida siendo un gusano y acaba siendo algo bello".Junto a sus mariposas, Soledad Sevilla ha inscrito por las paredes un verso de Antonio Machado ("Y es hoy aquel mañana de ayer") cuyas letras cuesta trabajo adivinar entre los insectos. "Con el tiempo se pierde vigor y energía, pero se gana equilibrio y seguridad. Se aprende a renunciar. Quería hablar de la belleza de una edad, de la belleza de estar de otra manera en esta vida".

Sevilla asegura que esta instalación ha nacido de ideas imprecisas: "Quería hacer una jaula llena de mariposas como una real que vi en Japón. Luego está mi trabajo de los últimos años basado en los muros y, finalmente, el movimiento que vi en una pared de hiedra de Londres". Para crear ese movimiento (parecido al del viento), la pintora ha instalado en la base de cada una de las 1.500 mariposas el sistema de un reloj. "Es el ritmo de un reloj, pero sin reloj".

"Las ideas siempre llegan por diferentes canales", continúa Sevilla, "pero al final todo confluye para conformar tu necesidad de contar algo. Uno siempre parte de la realidad para convertirla en algo irreal. Yo no quiero pintar una puerta, sino la sensación de profundidad. La figuración es para mí la vía fácil mientras que la abstracción es la difícil. Aunque, en realidad, ambas son difíciles, sólo depende de quien las haga".

Además de su exposición en Madrid, que permanecerá hasta mediados de octubre, Soledad Sevilla expone a partir del 23 de septiembre en la sala Parpalló, de Valencia, una instalación inspirada en un espacio de su infancia: la Albufera. Una gran lámina de arroz ("para la que he utilizado una tonelada de grano"), un espejo y unas casitas recrean "la plata, rosas y malvas" de la Albufera. "Un espacio impresionante al que siempre me ha gustado volver y que siempre ha estado en mi memoria", comenta.

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