La obsesión de agosto
Esta semana de Corridas Generales el asunto taurino salta en mil pedazos. Se han montado múltiples exposiciones en hoteles, donde se mezclan óleos, gouaches, tintas y bronces en dulce montón. Han salido a la calle, con su papel cuché arrebatado, tres revistas dedicadas a la teoría festiva de los toros. Agosto es un mes obsesivo en términos toreros. Y si el aficionado a los toros encuentra tiempo para ver la exposición del Guggenheim, China: 5.000 años, se topará asombrado con un par de toros del período Zhou (hacia 475-221 a. C.). Es una pequeña ara para ofrenda, con dos torazos cornicimbare...
Esta semana de Corridas Generales el asunto taurino salta en mil pedazos. Se han montado múltiples exposiciones en hoteles, donde se mezclan óleos, gouaches, tintas y bronces en dulce montón. Han salido a la calle, con su papel cuché arrebatado, tres revistas dedicadas a la teoría festiva de los toros. Agosto es un mes obsesivo en términos toreros. Y si el aficionado a los toros encuentra tiempo para ver la exposición del Guggenheim, China: 5.000 años, se topará asombrado con un par de toros del período Zhou (hacia 475-221 a. C.). Es una pequeña ara para ofrenda, con dos torazos cornicimbaretos. Como luna de otro país, una ráfaga de toro puede obsesionar a toda una ciudad.
Como parte inherente a esa obsesión generalizada, aparece la estadística del pintor de toros Luis García Campos. Desde 1957 viene exponiendo en un hotel bilbaino, todos los agostos. Con temas de toros, como base, e ininterrumpidamente. Es seguidor de su maestro Roberto Domingo, aquel magnífico ilustrador de temas taurinos. Nacieron el mismo día, aunque en años diferentes. Uno en l883 y otro en 1928.
Los toreros de carne y hueso desconocerán probablemente esta obsesión. Para ellos, agosto es el mes de los viajes continuos.