Editorial:

La saliva habla

UNA EMPRESA británica acaba de lanzar al mercado un sistema sencillo de verificar la paternidad. Consiste en una caja que contiene dos algodones adecuados para tomar una muestra de saliva del hijo y otra de su padre, que se remiten por correo al laboratorio y que sirven para determinar, mediante el cotejo de ADN, si el uno es descendiente del otro. Hasta ahora, las pruebas de paternidad se han venido efectuando -tanto en el Reino Unido como en España- con muestras de sangre que se remitían a distintos laboratorios, bien por decisión de los tribunales para dirimir algún conflicto o bien por ini...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

UNA EMPRESA británica acaba de lanzar al mercado un sistema sencillo de verificar la paternidad. Consiste en una caja que contiene dos algodones adecuados para tomar una muestra de saliva del hijo y otra de su padre, que se remiten por correo al laboratorio y que sirven para determinar, mediante el cotejo de ADN, si el uno es descendiente del otro. Hasta ahora, las pruebas de paternidad se han venido efectuando -tanto en el Reino Unido como en España- con muestras de sangre que se remitían a distintos laboratorios, bien por decisión de los tribunales para dirimir algún conflicto o bien por iniciativa de particulares; en el segundo supuesto, con el consentimiento de la madre. La novedad del sistema -además de su menor coste, 75.000 pesetas- radica precisamente en este detalle: cualquier persona con sospechas podrá obrar por su cuenta.El sistema comercializado en el Reino Unido no es un medicamento, y por tanto no pasará los controles que todos los países establecen para los fármacos. Nada hay que cuestionar de este avance científico -o comercial-, porque permite un uso beneficioso para muchos casos en que la demostración de la paternidad resulta crucial para la protección de los derechos del hijo. Pero el hecho de que cambie el sistema de verificación del ADN no debe suponer una modificación en los criterios éticos que hasta ahora se aplicaban: la madre debe dar su consentimiento. De otro modo, sufrirá una invasión en su intimidad cuyas consecuencias -a tenor de la creciente violencia conyugal- sólo ella puede prever. Además la sentencia que dicte esta especie de nuevo predictor no siempre será correcta: una falsa paternidad puede deberse también a un simple error en el hospital al entregar el hijo a su madre y dar pie sin embargo a desagradables consecuencias; y tampoco se puede excluir la posibilidad de un error al recibir las muestras o enviar los resultados.

Las leyes españolas ya prevén que un hijo pueda reclamar el análisis de paternidad para que se le reconozcan unos derechos. Pero no que pierda su "goce de la posesión de estado", después de haberlo ejercido durante años, si son los padres los que desean desheredarle. La nueva prueba de paternidad ya se puede solicitar por correo, también desde España. Por eso el debate ético que ya se abierto en el Reino Unido no podrá esperar mucho tiempo.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En