BARCELONA

Tres orejillas

Ni una oreja en los tres primeros toros. Y es que la noble y algo mansona corrida de Pilar Población no dio facilidades a los rejoneadores. Poco codiciosos, con querencia a tablas, les costaba bastante seguir las cabalgaduras, lo que restaba emoción a cuanto se hizo con ellos. Sin embargo, para los capotes de los subalternos, humillaban y se empleaban mucho más. De ahí que los peones de brega se excediesen en sus intervenciones, reiterativas e improcedentes en muchos momentos.Moura, con su poco codicioso oponente, estuvo en maestro y lidiador a caballo. Hizo, además, y bien, varias de las cosa...

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Ni una oreja en los tres primeros toros. Y es que la noble y algo mansona corrida de Pilar Población no dio facilidades a los rejoneadores. Poco codiciosos, con querencia a tablas, les costaba bastante seguir las cabalgaduras, lo que restaba emoción a cuanto se hizo con ellos. Sin embargo, para los capotes de los subalternos, humillaban y se empleaban mucho más. De ahí que los peones de brega se excediesen en sus intervenciones, reiterativas e improcedentes en muchos momentos.Moura, con su poco codicioso oponente, estuvo en maestro y lidiador a caballo. Hizo, además, y bien, varias de las cosas que parecen haber inventado otros y él ya practica desde hace tiempo (cabalgar de costado, piruetas en la cara del toro, etcétera).

Población / Moura, Bohórquez, Ojeda, Cartagena

Seis toros de Pilar Población del Castillo, nobles.Joöao Moura: vuelta; Fermín Bohórquez: ovación; Paco Ojeda: aviso y palmas. Andy Cartagena, nuevo en esta plaza: oreja . Por colleras, Moura-Bohórquez: oreja; Ojeda-Cartagena: oreja. Plaza Monumental, 14 de junio. Media entrada.

Bohórquez demostró nuevamente que es un torero a caballo y muchas de sus pasadas son como lances con el capote. Estuvo bien en su toro, aunque le sobraran saludos e intentos de calentar al público . Falló varias veces con el rejón de muerte .

Ojeda creyó haber liquidado al astado con un rejón de muerte entero, pero estuvo increíblemente torpe al intentar el descabello con un toro que no se prestaba.

Cartagena dio espectáculo, a gran velocidad, pero con piruetas y banderillas al violín de mucho efecto. Puñalada contraria en la hora final y, como había hecho vibrar al público, llegó a sus manos una oreja. En las colleras también hubo vibración, mareos a los toros, aciertos en la hora final y sendas orejillas, para que los rejoneístas se fuesen a casa contentos.

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