Basura organizada, sin ruido y sin olores

El vecino de Gran de Gràcia deberá distribuir, a partir de ahora, su basura. En unas bolsas transparentes y biodegradables, que ha distribuido el Ayuntamiento de Barcelona, deberá colocar los restos de la comida. El papel, cartón, envases de tetra-brick, latas y plástico, en otra. El resto de basura -bombillas o pañales, por ejemplo- en otra. Finalmente, en otro paquetito, habrá de agrupar el vidrio. El vecino de Gran de Gràcia no podrá tirar la basura a cualquier hora. Entre las tres de la tarde de los lunes y la medianoche de los sábados -aunque se recomienda la franja horaria que va entre...

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El vecino de Gran de Gràcia deberá distribuir, a partir de ahora, su basura. En unas bolsas transparentes y biodegradables, que ha distribuido el Ayuntamiento de Barcelona, deberá colocar los restos de la comida. El papel, cartón, envases de tetra-brick, latas y plástico, en otra. El resto de basura -bombillas o pañales, por ejemplo- en otra. Finalmente, en otro paquetito, habrá de agrupar el vidrio. El vecino de Gran de Gràcia no podrá tirar la basura a cualquier hora. Entre las tres de la tarde de los lunes y la medianoche de los sábados -aunque se recomienda la franja horaria que va entre las 20.00 y las 22.00 horas-, las bolsas con materia orgánica y las que contienen pañales o bombillas. En cuanto al papel, cartón, etcétera, entre las 12.00 de los domingos y las 12.00 de los lunes. El vidrio podrá seguir tirándose a cualquier hora. Los tres primeros tipos de bolsas los depositará el vecino en cualquiera de las 36 alcantarillas de basura, de recogida neumática, instaladas a lo largo de la calle Gran de Gràcia, entre los jardines de Salvador Espriu y la plaza de Lesseps. Las alcantarillas se conectan en el subsuelo a otros tantos depósitos de gran capacidad. Un camión especial, dotado con un sistema succionante, se encarga de vaciar los depósitos y trasladar los residuos a la planta de separación y reciclaje de Viladecans. Un sistema parecido funciona desde 1992 en la Villa Olímpica de Barcelona: el único inconveniente es que los vecinos no respeten los horarios y la mecánica general de funcionamiento. El alcalde Joan Clos inauguró ayer -y lo inauguró a conciencia- el sistema. El alcalde destacó las ventajas de no tener los contenedores en la calle, y el silencio y la higiene que el nuevo tipo de recogida procura.

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