La infancia en sepia

Contraponer el vitalismo de la infancia a la memoria dolorosa de la historia más reciente: ése parece ser el propósito principal de la recién inaugurada exposición Tesoros del ayer, que ha abierto sus puertas al público de todas las edades en el Palacio de la Diputación de Cádiz, hasta finales de mayo. A través de 1.500 piezas, pertenecientes al patrimonio del coleccionista madrileño Javier Conde, el visitante puede llevar a cabo un nostálgico y emocionante recorrido por los pasatiempos infantiles a lo largo del presente siglo. Los más variados juguetes comparten espacio con tebeos y libros de...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Contraponer el vitalismo de la infancia a la memoria dolorosa de la historia más reciente: ése parece ser el propósito principal de la recién inaugurada exposición Tesoros del ayer, que ha abierto sus puertas al público de todas las edades en el Palacio de la Diputación de Cádiz, hasta finales de mayo. A través de 1.500 piezas, pertenecientes al patrimonio del coleccionista madrileño Javier Conde, el visitante puede llevar a cabo un nostálgico y emocionante recorrido por los pasatiempos infantiles a lo largo del presente siglo. Los más variados juguetes comparten espacio con tebeos y libros de texto que sirvieron de lectura a varias generaciones de españoles, muchos de los cuales pasean ahora por la muestra su mirada melancólica. Junto a éstos, el público más joven, adicto a los videojuegos galácticos y al cine manga, contempla el contenido de Tesoros del ayer con natural perplejidad. Más de uno se gana el reproche de sus padres por querer tocarlo todo. Así ha sucedido en todo el periplo que la exposición viene realizando por ciudades como Logroño, Ceuta, Santiago de Compostela, Cáceres o Madrid, y que el propietario no duda en calificar como una experiencia "interactiva de sentimientos". Los organizadores de la escala gaditana de Tesoros del ayer prefieren referirse a ella como "un simple espectáculo que se transforma en algo tan sencillo como el repaso de un álbum familiar o la visita al desván plagado de objetos sorprendentes", comentan. La línea de reconocimiento de la exposición arranca en los años veinte, cuando las grandes capitales europeas comienzan a abrir museos dedicados al juguete y otras facetas de la vida infantil, como atractivo sociológico y cultural. El primer bloque de Tesoros del ayer se ocupa precisamente de estos entrañables objetos. En algunos casos alcanzan la categoría de obras de arte, a partir de 1875. Juguetes de fabricación industrial figuran junto a otros de factura doméstica y artesanal y carácter anónimo, pero en ambos casos pasan por testimonios de alto valor histórico: peonzas, muñecas, soldaditos e inverosímiles vehículos, entre los que destaca un cotizado Bugatti en miniatura, son algunas de las piezas más llamativas. El segundo módulo, titulado Escuela tradicional, abarca la evolución de la educación española, paralela a las propias metamorfosis de la sociedad. Como soporte básico, los libros escolares son protagonistas de esta sección, que queda rematada con la reproducción a escala natural de un aula tradicional. En ésta, se ha amortiguado el aforismo de que "la letra con sangre entra", hasta el punto de hacer desaparecer al maestro, sustituido por pupitres, mapas y juguetes. Por último, el bloque dedicado al tebeo histórico español, producto de más de 25 años de recopilación por parte de Javier Conde, recoge la mayoría de las historietas editadas en España en el periodo comprendido entre 1920 y 1960. Conviven en él Roberto Alcázar y Batman, el abuelo Cebolleta y Torpedo, el capitán Trueno y el Jabato, que parecen atravesar la frontera del papel para erigirse como los héroes que siguen siendo en figuras de gran tamaño que acaban confundidas con el público. Supervivientes de guerra, catástrofe y niños traviesos, vencedores frente al óxido implacable del olvido, los legados que componen Tesoros del ayer vienen a demostrar que, a pesar de las sorpresas que debe depararnos aún la industria que tiene en los niños a sus principales consumidores, la imaginación es y será siempre el mejor juguete.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En