La segunda guerrilla de Colombia rompe las negociaciones con el Gobierno

, El sueño del Gobierno de Ernesto Samper de echar a rodar un proceso de paz con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) duró muy poco. Ayer, martes, Francisco Galán, dirigente del ELN en prisión, anunció que su organización, encabezada por el ex sacerdote español Manuel Pérez, decidió romper las conversaciones con este Gobierno. La razón es el manejo político que tanto el Ejecutivo como los candidatos presidenciales han dado al llamado "preacuerdo de paz" firmado en Madrid el 9 de febrero con el aval del Gobierno español.

"El preacuerdo queda en entredicho por el manejo nada serio y o...

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, El sueño del Gobierno de Ernesto Samper de echar a rodar un proceso de paz con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) duró muy poco. Ayer, martes, Francisco Galán, dirigente del ELN en prisión, anunció que su organización, encabezada por el ex sacerdote español Manuel Pérez, decidió romper las conversaciones con este Gobierno. La razón es el manejo político que tanto el Ejecutivo como los candidatos presidenciales han dado al llamado "preacuerdo de paz" firmado en Madrid el 9 de febrero con el aval del Gobierno español.

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"El preacuerdo queda en entredicho por el manejo nada serio y oportunista que se le ha dado, incluido el Gobierno", dijo Galán por la radio. El comunicado, firmado por el cura Pérez, dice también que el ELN en ningún caso permitirá que la negociación sirva como "reencauche al Gobierno", ni para que ningún candidato saque ventaja de él. Galán, que desde la prisión se ha convertido en el portavoz de esta organización guerrillera, no quiso precisar a los periodistas por qué se acusa al Ejecutivo y a qué candidato se refieren al decir que la propuesta se politizó. Se limitó a decir que el ELN siempre ha estado "alejado de la milimetría electorera".La organización guerrillera, que cuenta con más de 3.000 hombres y 36 frentes, no cerró del todo las puertas a la paz. En el comunicado se dice también que el preacuerdo "se debe reencauzar por vías de respeto y seriedad", y que es necesario realizar unos ajustes para devolverle al proceso credibilidad. Pero plantean otra queja: que se haya violado el carácter de confidencialidad de lo acordado en Madrid. Se había pactado que éste no sería público sino hasta recibir el aval del comando central del ELN, pero se filtró a la prensa. Según Galán -quien se mostró bastante molesto con esta incidencia-, la divulgación afectó al contenido del acuerdo, dio pie, a malinterpretaciones y a la "rapiña" para adueñarse de la paz.

Ana Mercedes Gómez, directora del diario El Colombiano, y quien como miembro de la comisión de conciliación participó en la reunión de Madrid, no se mostró muy sorprendida con la noticia. "Tristemente se cumplió lo que yo esperaba desde que se filtró la información. Para ella, este acercamiento con el ELN se hizo "deprisa y a destiempo", pero cree que a pesar de todo el esfuerzo servirá de punto de partida para empezar de nuevo a hablar de paz.

Las críticas hechas por el comando central del ELN fueron las mismas que políticos y analistas hicieron cuando en Colombia se conoció la existencia del primer documento de paz que firma el ELN. Para muchos resultaba evidente el interés del Gobierno de dar un empujón a la candidatura oficialista de Horacio Serpa.

Sin embargo, él y el conservador Andrés Pastrana, los dos candidatos favoritos para llegar a la presidencia, se pusieron de inmediato de acuerdo para pedir que la realización de una reunión preparatoria Gobierno-sociedad civil planeada para los primeros días de junio, justamente después de la primera vuelta electoral presidencial, se aplazara para después de conocido el nombre del nuevo presidente. Samper también se mostró partidario de este cambio.

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Esta aproximación con el ELN -que nació en los años sesenta al calor de la revolución cubana- había sido recibida, a pesar de los peros, con optimismo. Algunos sin temor planteaban también con optimismo la posibilidad de que al menos, en sus últimas etapas, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el grupo guerrillero más grande del país se subiera a este tren de la paz.

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