La Tierra, el TAV y un alcalde
Érase una vez que se era, había un alcalde en un pequeño pueblo montañoso de la Comunidad de Madrid. Este alcalde era muy listo y valiente. Como era listo, se había buscado un cargo político remunerado, y como era valiente, ese cargo era el de líder y luchador heroico local; todos le llamaban Llhl.El Gobierno de la nación presentó por aquellas fechas un proyecto de tren de alta velocidad que pasaba por el pueblo de Llhl y por otros espacios de gran valor natural. La Tierra también se enteró de este proyecto y de ella se levantaron muchas personas que dijeron: "Este proyecto va a herir a...
Érase una vez que se era, había un alcalde en un pequeño pueblo montañoso de la Comunidad de Madrid. Este alcalde era muy listo y valiente. Como era listo, se había buscado un cargo político remunerado, y como era valiente, ese cargo era el de líder y luchador heroico local; todos le llamaban Llhl.El Gobierno de la nación presentó por aquellas fechas un proyecto de tren de alta velocidad que pasaba por el pueblo de Llhl y por otros espacios de gran valor natural. La Tierra también se enteró de este proyecto y de ella se levantaron muchas personas que dijeron: "Este proyecto va a herir a la Tierra".
El líder y luchador heroico local, que además era ingeniero de Caminos, discurrió que la solución era parar el TAV antes de que llegara a su área local y que pasará por debajo de ella por un túnel. "¡Qué buena idea, Llhl!", le decían todos.
Pero la Tierra dijo:- "El TAV me mata".
Sucedió que muchas más personas se levantaron de la Tierra, se unieron y dijeron todas juntas: "Tenemos tres vías férreas dirección Norte-Noroeste, si tenemos tanto dinero (300.000 millones) lo podemos gastar en mejorar las tres vías y aún nos sobrará para muchas más cosas".
"Conservemos la Tierra y ella nos dará agua pura y aire puro. Los pueblos de la sierra mejorarán su calidad en transporte ferroviario, las gentes de Valladolid, Segovia, Burgos y Madrid acortarán sus tiempos de viaje en tren".
Todas estas personas fueron juntas a la oficina de decir las cosas y allí las dijeron. Entonces Llhl también lo comprendió y convenció a todos los políticos, a Lissavetzky, a otro llamado Gallardón y hasta al que mandaba sobre todos y tenía la decisión última.
Desde ese futuro próximo os cuento que las personas de la CAM siguen las palabras de la Tierra y a Llhl le han nombrado, como reconocimiento a su gran labor y dado que su cargo ya no es necesario, revisor de Renfe y ahora viaja por provincias y es mucho más listo y valiente.-
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