La "soledad y melancolía" de Santiago Rusiñol se recogen en 60 pinturas

Apertura de la primera antológica en Madrid del artista catalán

La primera antológica en Madrid del artista catalán Santiago Rusiñol (1861-1931) se abre mañana al público en la sala de la Fundación Cultural Mapfre Vida (avenida del General Perón, 40), con 60 pinturas representativas de sus diferentes etapas creativas. La intención del montaje es resaltar su obra realizada en París y el "sentimiento de desolación, soledad y melancolía" en uno de los innovadores de la cultura catalana

Entre el retrato de Lluïsa Denís, de 1885, y Almendros en flor, de 1914, se mueve la antológica de Santiago Rusiñol, seleccionada y catalogada por Cristina Mendoza y Mer...

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La primera antológica en Madrid del artista catalán Santiago Rusiñol (1861-1931) se abre mañana al público en la sala de la Fundación Cultural Mapfre Vida (avenida del General Perón, 40), con 60 pinturas representativas de sus diferentes etapas creativas. La intención del montaje es resaltar su obra realizada en París y el "sentimiento de desolación, soledad y melancolía" en uno de los innovadores de la cultura catalana

Entre el retrato de Lluïsa Denís, de 1885, y Almendros en flor, de 1914, se mueve la antológica de Santiago Rusiñol, seleccionada y catalogada por Cristina Mendoza y Mercè Doñate, directora y conservadora del Museo de Arte Moderno de Barcelona, donde se ha montado con anterioridad. Para el director de la Fundación Mapfre Vida, Pablo Jiménez, se trata de una exposición "histórica" por la investigación y documentación del catálogo, junto a las obras desconocidas.Cristina Mendoza reivindica la personalidad compleja de Rusiñol, pintor y escritor, agitador cultural en la Barcelona del modernismo. El montaje, diseñado por Juan Ariño, con 60 obras, 22 de ellas de instituciones públicas y el resto de colecciones privadas, demuestra que no es sólo un "pintor de jardines".

Hay nueve pinturas de la primera etapa, interiores y paisajes, hasta que en 1889 se marcha a París y descubre la pintura naturalista. La antológica insiste en sus estancias en París, con los nuevos lenguajes artísticos, "donde capta la instantánea fugaz, en una monocromía con predominio de grises y negros", declaró ayer Cristina Mendoza. "El denominador de su pintura es la presentación de un sentimiento de desolación y soledad que contrasta con la imagen de un hombre emprendedor". La melancolía se acentúa, como se ve en la muestra, en las pinturas del barrio de Montmartre y en el parque del Moulin de la Galette.

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