Tribuna:VISTO / OÍDO

Fotos, martillo, testimonios

Paso frecuentemente ante la exposición de fotos de Robert Capa; suele haber una cola larga. Casi todas las fotografías son de guerra, contra la guerra. El arte de estas fotos es periodista: mas allá del dominio del instrumento están la velocidad de reacción, el hallazgo del encuadre, la sensibilidad ante la situación descriptiva que va a servir como testimonio para siempre. Comparables a las páginas dedicadas a la guerra: por el soviético llya Ehremburg o el americano Ernest Hemingway. En sus crónicas y novelas estaba patente su odio a la guerra. Los tres estuvieron en la nuestra, y a ello atr...

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Paso frecuentemente ante la exposición de fotos de Robert Capa; suele haber una cola larga. Casi todas las fotografías son de guerra, contra la guerra. El arte de estas fotos es periodista: mas allá del dominio del instrumento están la velocidad de reacción, el hallazgo del encuadre, la sensibilidad ante la situación descriptiva que va a servir como testimonio para siempre. Comparables a las páginas dedicadas a la guerra: por el soviético llya Ehremburg o el americano Ernest Hemingway. En sus crónicas y novelas estaba patente su odio a la guerra. Los tres estuvieron en la nuestra, y a ello atribuyo la cantidad de público que acude a la exposición. La pared dedicada a España es la que tiene mayor aglomeración. Muchas personas jóvenes. Me parece, por cuando estuve, que hay una mayoría de mujeres. No es un dato aislado: hay más mujeres que hombres en las exposiciones, los conciertos, las presentaciones de libros; a cualquier hora, en el metro, las mujeres leen un libro o un periódico, los hombres miran al vacío o a las piernas de las lectoras. Creen ellas, como el proletariado de entonces, que la cultura y el conocimiento les hará libres.Ésta es una conclusión: la otra, el interés general por lo que pasó en España, por ver la guerra. Las grandes intenciones de que todo se olvide, con las cuales Felipe González había iniciado y sostenido su Gobierno, no parecen continuadas, ni deben serlo. Las personas que piden que se olvide tienen, aparte de su insensatez, algo sospechoso. El olvido nunca es tal: es el predominio de las verdades oficiales, y las de Franco se falsificaron 40 años: y se metieron a martillazos en las cabezas. Hubo un partido que pretendió el olvido: el comunista de Carrillo, con la "reconciliación nacional", y fue destruido; y un Gobierno socialista que expurgó de sus filas y de su pensamiento a los compañeros de la guerra, y que está casi destruido hoy. Estos no se lo agradecen. Lo defienden cuando están en la oposición; pero pegan, cuando están en el poder, a los que les perdonaron. "Cuando yunque, aguanta; cuando martillo, pega", me decía mi abuela Elena: debía ser de derechas. Mi madre decía que no hiciera caso: pegar, nunca. De izquierdas, perdedora.

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