Cebrián: "Algunos Gobiernos intentan sacar partido de la regulación de nuevos medios"

Inaugurada en Washington la reunión anual del Club de Roma

La tolerancia y el diálogo son los valores que pueden hacer que la humanidad obtenga las mayores ventajas de las nuevas tecnologías de la comunicación y evite sus muchos peligros, uno de los cuales es que algunos Gobiernos traten de introducir regulaciones partidistas aprovechándose del caos provocado por el desarrollo de nuevos medios. Ese es uno de los mensajes contenidos en el borrador del informe anual del Club de Roma que Juan Luis Cebrián, consejero delegado del Grupo PRISA, presentó ayer en Washington. Ricardo Díez-Hochleitner, presidente de esa organización de científicos, economistas,...

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La tolerancia y el diálogo son los valores que pueden hacer que la humanidad obtenga las mayores ventajas de las nuevas tecnologías de la comunicación y evite sus muchos peligros, uno de los cuales es que algunos Gobiernos traten de introducir regulaciones partidistas aprovechándose del caos provocado por el desarrollo de nuevos medios. Ese es uno de los mensajes contenidos en el borrador del informe anual del Club de Roma que Juan Luis Cebrián, consejero delegado del Grupo PRISA, presentó ayer en Washington. Ricardo Díez-Hochleitner, presidente de esa organización de científicos, economistas, escritores, empresarios y políticos de 52 países, abrió las sesiones.

La reunión anual del Club de Roma, consagrada este año al tema de la sociedad global de la información, se desarrolla en una ciudad que Díez-Hochleitner calificó de "la principal encrucijada de los asuntos mundiales". En concreto, en la Galería Renwick de la Smitlisonian Institution, justo enfrente de la Casa Blanca.Al declarar abiertas las sesiones, Díez-Hochleitner adelantó que Cebrián detallaría las ventajas y los riesgos de las nuevas tecnologías de la comunicación. Y agregó que, de acuerdo con el espíritu del Club de Roma, él se declaraba personalmente optimista. El Club de Roma, dijo su presidente, apuesta por "la victoria final de la sabiduría" y por una relación "armoniosa y enriquecedora entre las humanidades y la ciencia y la tecnología".

El texto que leyó a continuación el fundador y consejero delegado de EL PAÍS fue un resumen del borrador de informe que ha redactado y que se discutirá hasta mañana.

"El mundo virtual", dijo Cebrián, "es un mundo sin dimensiones, porque no está hecho de átomos. El tiempo no existe, pero tampoco el espacio. Sólo los que entiendan el fenómeno, que es más que una metáfora, podrán disfrutar de las oportunidades que ofrecen las nuevas tecnologías y defenderse contra sus peligros. En el ciberespacio, las fronteras dejan de existir, sean políticas, geográficas o de otro tipo. Es la consolidación del mercado global y la cultura planetaria".

"La velocidad", añadió, es una "característica determinante de la sociedad de la información global. Velocidad en la transmisión, velocidad en las novedades y velocidad en la incorporación de usuarios". En el año 2000 habrá 100 millones de usuarios de Internet, varias decenas de millones de usuarios de la televisión digital y 250 millones de abonados a teléfonos inalámbricos. Hace diez años no había nada de todo eso.

Angustias

Esa velocidad plantea problemas. Cebrián mencionó la rápida, obsolescencia de los productos industriales, las legislaciones y las decisiones políticas; los problemas de los productores de información y espectáculos para saciar la voracidad del sistema; y la angustia de los consumidores ante la sensación de falta de tiempo. "La velocidad", advirtió, "es lo contrario de reflexión. Hoy, estamos obligados a pensar más rapidamente, en vez de pensar más profundamente".Otro problema es el caos asociado a la explosión de las comunicaciones audiovisuales y a través de Internet. Cebrián denunció que "algunos reguladores se guían por conceptos que son ajenos y lejanos al problema, conceptos próximos a las tentaciones antidemocráticas de algunos Gobiernos de interferir para su propio beneficio político en la gestión de las nuevas compañías mediáticas". Ante ese tipo de respuestas que "no tienen nada que ver con el ritmo de desarrollo impuesto por la industria y los consumidores", Cebrián se declaró partidario de reducir las regulaciones "a un mínino".

El peligro de que la sociedad global de la información termina en manos de unos cuantos monopolios u oligopolios es real, prosiguió el ponente del informe anual del Club de Roma. Las empresas norteamericanas son las que están en condiciones de crear inmensas empresas transnacionales capaces de imponerse a los Gobiernos nacionales. Ante su impotencia frente a las grandes transnacionales, algunos de esos Gobiernos pueden verse tentados a imponer su autoridad a los siempre más débiles empresas e individuos de sus propios países.

Cebrián se declaró en contra de censura, pero partidario de acuerdos internacionales sobre temas como la responsabilidad de los contenidos y los derechos de autor". Entre los contenidos que deberían ser controlados intemacionalmente mencionó los que puedan ser criminales; los que atenten contra los niños; y los que violen el derecho a la privacidad. También se pronunció a favor de garantizar la seguridad del comercio y cualquier tipo de transacción económica efectuada a través de medios electrónicos.

La profundización del foso entre países ricos y países pobres, y entre los que tienen información y los que no la tienen, es otro riesgo de la actual revolución. Lo mencionó Cebrián y también otros participantes en la, primera jornada, como Cesar Gaviria, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA). Gaviria también aludió a los riesgos para la pluralidad cultural del planeta.

Cebrián, no obstante, terminó con una nota optimista: "Si somos capaces de mantener el pluralismo y la diversidad dentro de una cultura planetaria, estaremos contribuyendo a lo que podemos llamar una conciencia universal".

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