Crítica:CLÁSICA

Los siempre nuevos

Los madrileños han aplaudido una vez más a la pianista lisboeta Maria Joáo Pires. Entre sus capacidades fuera de serie posee una reservada a unos pocos elegidos: la de sorprender aunque interprete las mismas obras. Por ejemplo, los Impromptus y Momentos musicales, de Schubert, o la Appassionata, de Beethoven. Y es que el pianismo super-refinado de Pires, su imaginación creadora, su entrega casi mística a la belleza y diferenciación de los sonidos y, cuando llega el caso, su formidable potencia, conducen siempre a resultados que parecen superlativos pero que serán superados...

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Los madrileños han aplaudido una vez más a la pianista lisboeta Maria Joáo Pires. Entre sus capacidades fuera de serie posee una reservada a unos pocos elegidos: la de sorprender aunque interprete las mismas obras. Por ejemplo, los Impromptus y Momentos musicales, de Schubert, o la Appassionata, de Beethoven. Y es que el pianismo super-refinado de Pires, su imaginación creadora, su entrega casi mística a la belleza y diferenciación de los sonidos y, cuando llega el caso, su formidable potencia, conducen siempre a resultados que parecen superlativos pero que serán superados por la pianista en su próxima actuación.Maria Joáo vive la música y la transmite con una serenidad, una valoración de cada frase y cada nota, verdaderamente admirables. Desde semejante suma de valores, acompañarla por la senda mágica de los pentagramas schubertianos vale tanto como un viaje a lo inefable, a lo inexplicable con cualquier otro lenguaje que no sea el estrictamente musical.

Maria Joáo Pires

Ciclo Grandes Intérpretes (Scherzo/Fundación Alfonso XIII/ Previsión Sanitaria). Maria Joáo Pires, pianista. Auditorio Nacional. Madrid, 17 de octubre.

Los cuatro Impromptus (D. 935), relacionados tonalmente vienen a constituir una suerte de sonata-fantasía cuyos dos tiempos centrales cantan como si se tratara de lieder sin palabras, en tanto las partes extremas se articulan en estructuras de mayor complejidad aunque no de menor efectividad virtuosística o intensidad poética. Luego, Maria Joáo Pires nos dio los tres primeros momentos musicales de los seis que forman la obra D. 780, entre ellos el celebérrimo en fa menor, de una simplicidad tan difícil de resolver.

También sonó a cosa nueva la Appassionata en fa menor opus 57 de Beethoven. Como en otras páginas beethovenianas, en la Appassionata podemos calibrar la categoría del intérprete desde los primeros compases. A partir de ellos, Maria Joáo Pires reproduce el insondable proceso creador llevado a cabo por Beethoven, la invención y desarrollo de un discurso de extraordinaria energía y aliento vital nacido de unas pocas notas que condicionan el primer allegro y también el movimiento final.

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