Crítica:CINE

Sobre la mujer tunecina

El cine árabe no suele acceder con regularidad a nuestras pantallas. Sin embargo, de vez en cuando aparece alguna película que tiene una gran fuerza, que deja muy claro que lo que cuenta encierra una gran verdad, fruto de la experiencia personal de sus realizadores. Éste es el caso de Los silencios del palacio, que llega avalada por importantes premios en festivales internacionales pero con tres años de retraso.Primera y única película de la realizadora tunecina Moufida Tlatli, que tras licenciarse en la Escuela de Cine de París trabaja 25 años como montadora antes de debutar en la dire...

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El cine árabe no suele acceder con regularidad a nuestras pantallas. Sin embargo, de vez en cuando aparece alguna película que tiene una gran fuerza, que deja muy claro que lo que cuenta encierra una gran verdad, fruto de la experiencia personal de sus realizadores. Éste es el caso de Los silencios del palacio, que llega avalada por importantes premios en festivales internacionales pero con tres años de retraso.Primera y única película de la realizadora tunecina Moufida Tlatli, que tras licenciarse en la Escuela de Cine de París trabaja 25 años como montadora antes de debutar en la dirección, Los silencios del palacio narra una compleja y ambiciosa historia, llena de elementos autobiográficos, pero que funciona con perfección y consigue cubrir sus múltiples objetivos.

Les silences du palais

Directora: Moufida Tlatli. Guionista: Moufida Tlatli y Nauri Bouzid. Fotografía: Youssef Ben Youssef. Música: Anouar Brahem. Túnez, Francia, 1994. Intérpretes: Amel Hedhili, Hend Sabri y Najia Ouerghi. Estreno en Madrid: Real Cinema (versión original subtitulada).

A pesar de unos comienzos dubitativos y un tanto lentos, Moufida Tlatli expone, a lo largo de una amplia vuelta hacia detrás y con una gran fuerza, una historia de mujeres, contada por ellas mismas, que deja muy clara su inferior condición dentro de la sociedad tunecina.

Ambientada a mediados de los años cincuenta, en la época de afirmación de los movimientos nacionalistas que consiguen que Túnez se independice de Francia, otro de los atractivos de Los silencios del palacio es que sus críticas a la realidad no se quedan en un remoto pasado, sino que llegan hasta mucho después a través de las tristes relaciones de la joven Alia con uno de los jóvenes miembros del movimiento nacionalista.

Gran parte del encanto y la verdad que destila esta historia reside en la habilidad con que Moufida Tlatli dirige a sus protagonistas, a las excelentes interpretaciones que consigue de Amel Hedhili, que encarna a la madre, y Hend Sabri, que da vida a su hija, la joven Alia.

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