Riesgo de residuos de 'vacas locas' en el agua al sureste del Reino Unido

La posible contaminación del agua potable con residuos líquidos procedentes de reses sacrificadas por la enfermedad de las vacas locas ha cobrado nueva fuerza en el Reino Unido. La Agencia del Medio Ambiente se ha visto obligada a negar la ocultación de datos acerca de supuestos vertidos en un pozo abierto en la región de Kent, al sureste del país, por encima de un acuífero que abastece a dicha zona.Tres de los 22 fallecidos por la nueva variante" del mal de Creutzfeldt-Jakob (C-J), equivalente humano de la encefalopatía espongiforme bovina (EEB), residían a unos 30 kilómetros del hoyo que hab...

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La posible contaminación del agua potable con residuos líquidos procedentes de reses sacrificadas por la enfermedad de las vacas locas ha cobrado nueva fuerza en el Reino Unido. La Agencia del Medio Ambiente se ha visto obligada a negar la ocultación de datos acerca de supuestos vertidos en un pozo abierto en la región de Kent, al sureste del país, por encima de un acuífero que abastece a dicha zona.Tres de los 22 fallecidos por la nueva variante" del mal de Creutzfeldt-Jakob (C-J), equivalente humano de la encefalopatía espongiforme bovina (EEB), residían a unos 30 kilómetros del hoyo que habría sido utilizado por la firma Canterbury Mills.

"Sus empleados usaban una bomba para deshacerse de los fluidos imposibles de almacenar. Todo el mundo lo sabía", ha reconocido Gary Skillet, antiguo contratista de la planta denunciada. El pozo está cerca de una toma de agua potable que sirve a una amplia zona del éste de Kent. Allí vivían Anna Pearson y Barry Baker, muertos en 1996 con un diagnóstico de C-J. "Hay que averiguar si los restos contaminados entraron en el depósito de agua. La vía oral es una de las posibles formas de contagio de la encefalopatía", sugiere Alan Colchester, neurólogo del hospital Guy de Londres.

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