El PP votará contra la ley del catalán si no le hace concesiones

Los diputados del PP en el Parlamento catalán votarán en contra de la nueva ley del catalán si en el trámite parlamentario que aun resta por cubrir Convergència i Unió no hace concesiones sustanciales que permitan a los populares decidirse por la abstención, señalaron fuentes de la dirección del partido conservador en Cataluña. "Tal como está ahora la ley, deberíamos votar en contra", afirmaron estas fuentes. Una ponencia parlamentaria conjunta ha redactado un anteproyecto de ley que hasta finales de septiembre no será enviado a la comisión correspondiente para su debate. Irá al pleno a finale...

Los diputados del PP en el Parlamento catalán votarán en contra de la nueva ley del catalán si en el trámite parlamentario que aun resta por cubrir Convergència i Unió no hace concesiones sustanciales que permitan a los populares decidirse por la abstención, señalaron fuentes de la dirección del partido conservador en Cataluña. "Tal como está ahora la ley, deberíamos votar en contra", afirmaron estas fuentes. Una ponencia parlamentaria conjunta ha redactado un anteproyecto de ley que hasta finales de septiembre no será enviado a la comisión correspondiente para su debate. Irá al pleno a finales de año.

Medios de la dirección central del PP citados ayer por Europa Press insinuaron el voto negativo a la ley en su actual redacción. Dijeron que la exigencia del ex presidente del PP en Cataluña Aleix Vidal-Quadras de que se vote en contra de la ley o se de libertad de voto al grupo parlamentario si oficialmente se opta por la abstención, "no va a dar lugar a motivos para la polémica", ya que el partido en Cataluña está en desacuerdo con el texto elaborado, porque no recoge "el principio de libertad para poder utilizar indistintamente el castellano y el catalán, garantizando con ello la pluralidad".El propio Alberto Fernández Díaz, quien sustituyó a Vidal-Quadras en la presidencia del PP de Cataluña, precisó que su partido no apoyará una ley que imponga "criterios de dirigismo". "Algunos", añadió en referencia a Vidal-Quadras, "están diciendo en agosto lo que el partido lleva todo el año diciendo". Aunque la postura definitiva se adoptará a finales de año, cuando se conozca qué texto definitivo se somete al pleno de la Cámara, dijo Fernández Díaz, "es obvio que el PP nunca dará su apoyo a una ley que no se elabore desde criterios de libertad", precisó.

Vidal-Quadras interpretó estas declaraciones como un mensaje inequívoco de que el PP se opondrá a la ley y echó las campanas al vuelo. Se mostró "totalmente convencido" de que su grupo parlamentario votará en contra y dijo estar "tranquilo y muy satisfecho" de esta posición que dice haber contribuido a mantener.

Por tratarse de un desarrollo básico del Estatuto, la ley sobre el uso de las lenguas oficiales en Cataluña se votará globalmente una vez aprobada artículo por artículo. Este mecanismo permite a un partido aceptar o rechazar artículos y luego votar a favor o en contra, o abstenerse respecto a la globalidad.

El Gobierno de la Generalitat ha orientado sus negociaciones con los principales partidos de la oposición -PSC y PP- con el objetivo de que los socialistas puedan votar a favor de la ley y los conservadores puedan, al menos, abstener. Para ganarse el apoyo de los socialistas, CiU renunció a su inicial propósito de imponer por ley la disponibilidad lingüística, es decir, la obligación de que en el comercio y los servicios se conteste al cliente en la lengua elegida por éste.

Fuentes de la dirección del PP en Cataluña consultadas por este diario confían en que este interés de CiU, sumado al del PSC de no permitir que el PP- capitalice electoralmente el voto de sectores castellanohablantes descontentos de la política lingüística, de lugar a una reconsideración del texto actual, con concesiones al PP que permitan que éste se abstenga en la votación a la totalidad, aunque pueda votar en contra de algunos artículos.

Los dirigentes del PP catalán reconocen que la decisión sobre el sentido del voto la adoptará la dirección de Madrid, dada la trascendencia que tendrá en las relaciones entre el PP y CiU.