GEOFÍSICA

Estudio de la litosfera gallega para explicar el terremoto de Lugo

Hace unos 120 millones de años, antes de que el Atlántico se abriera, Galicia y Canadá estaban pegadas por la zona de Terranova. Ahora eso ha resultado ser una suerte. Un equipo de investigadores estadounidenses que estudia el proceso de separación han llegado a las costas gallegas a bordo de uno de los mejores buques oceanográficos del mundo, y geofísicos españoles aprovechan la ocasión para analizar la estructura de la litosfera gallega con un detalle sin precedentes. Esperan, entre otras cosas, encontrar las causas del terremoto registrado en Lugo el pasado mes de mayo, que superó los cinco...

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Hace unos 120 millones de años, antes de que el Atlántico se abriera, Galicia y Canadá estaban pegadas por la zona de Terranova. Ahora eso ha resultado ser una suerte. Un equipo de investigadores estadounidenses que estudia el proceso de separación han llegado a las costas gallegas a bordo de uno de los mejores buques oceanográficos del mundo, y geofísicos españoles aprovechan la ocasión para analizar la estructura de la litosfera gallega con un detalle sin precedentes. Esperan, entre otras cosas, encontrar las causas del terremoto registrado en Lugo el pasado mes de mayo, que superó los cinco grados Richter.La campaña española comenzó el 15 de julio y en ella participan una quincena de investigadores de la Universidad Complutense, el Instituto Jaime Almera (CSIC) y el Instituto Geográfico Nacional. La primera fase del proyecto no depende de los estadounidenses y se centra en estudiar con unos cuarenta sismógrafos portátiles la sismicidad de la zona: en la provincia de Lugo y en la zona de Sarriá-Becerra, donde se ha localizado el epicentro de los movimientos sísmicos. Según los científicos, la actividad sísmica de esta área habitualmente tranquila decrece ahora progresivamente, aunque no han dejado de registrarse pequeños terremotos, unos 2.000 desde mayo. "Sabíamos que encontraríamos actividad, pero este número tan elevado es un poco sorprendente", dice Diego Córdoba, de la Complutense.

Sísmica marina

En la segunda fase del proyecto entra en juego el buque estadounidense Maurice Ewing, con el que estaba previsto desde enero hacer una campaña de sísmica marina en aguas gallegas este verano. En el buque se generarán ondas acústicas submarinas a las que los oídos humanos serán sordos, pero que podrán ser captadas por los sismógrafos españoles en tierra. Además, el equipo estadounidense -dirigido por Dale Sawyer, de la Rice University en Tejas- suministrará también equipos submarinos. "El dispositivo conjunto de estaciones portátiles terrestres y marinas permitirá analizar la propagación de las ondas a través de la litosfera, desde el margen oceánico gallego hasta la parte continental", señala Juanjo Dañobeitia, del Jaume Almera. Las ondas viajan en todas las direcciones y registrándolas se obtiene una imagen tridimensional de la corteza hasta una profundidad de unos cuarenta kilómetros.Estos estudios permitirán localizar exactamente el epicentro de los movimientos sísmicos y conocer cómo ha evolucionado la litosfera gallega. Actualmente, según Córdoba, "es una zona sometida a esfuerzos por la compresión entre África y Europa. Hay un juego de fallas, y una de ellas se ha reactivado ahora; esperamos descubrir el porqué".

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