La química del cielo sin influencia humana

El ACE-2 se llama así porque hace un año tuvo lugar el ACE-1, esta vez sobre el cielo del suroeste del océano Pacífico y el sur de Australia: una de las zonas más libres de polución del planeta. El objetivo del ACE-1, un experimento con mucha mayor participación estadounidense que el actual, era estudiar el comportamiento y la química de los aerosoles sin la influencia humana. "Se está planeando ya desarrollar una tercera campaña de mediciones, el ACE-3, bien sobre Centroeuropa o a sotavento de las cada vez más intensas fuentes de contaminación de China", explica Frank Raes.La importancia de l...

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El ACE-2 se llama así porque hace un año tuvo lugar el ACE-1, esta vez sobre el cielo del suroeste del océano Pacífico y el sur de Australia: una de las zonas más libres de polución del planeta. El objetivo del ACE-1, un experimento con mucha mayor participación estadounidense que el actual, era estudiar el comportamiento y la química de los aerosoles sin la influencia humana. "Se está planeando ya desarrollar una tercera campaña de mediciones, el ACE-3, bien sobre Centroeuropa o a sotavento de las cada vez más intensas fuentes de contaminación de China", explica Frank Raes.La importancia de los aerosoles empezó a sospecharse cuando se vio que los modelos climáticos empleados predecían un aumento de la temperatura global demasiado elevado. "Por ejemplo, los modelos utilizados para simular la evolución de la temperatura del planeta entre la era preindustrial y la actualidad, teniendo en cuenta el papel de los gases de efecto invernadero, calculan un aumento muy superior al observado, que es de medio grado", dice Raes.

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Debía haber algún factor desconocido que estuviera enfriando la atmósfera. En 1995, el prestigioso Centro Hadley británico de investigación sobre el clima estimó el posible efecto refrigerante de los aerosoles atmosféricos e introdujo el cálculo en sus modelos: el resultado fue que las predicciones encajaban mucho mejor con la realidad.

Los resultados del ACE-2 no se sabrán hasta dentro de año y medio. Tim Bates, de la NOAA (Administración Oceánica y Atmosférica estadounidense), coordinador del ACE-1, insiste en que, sea cual sea la capacidad de los aerosoles para contrarrestar el efecto invernadero, "no se trata ahora de emitir más aerosoles para evitar el calentamiento global. Los aerosoles también son fruto de la contaminación".

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