Crítica:CINE

Hermanos de sangre

El muchacho se ha comido un marrón de impresión, seis años de cárcel en los que no parece que haya sido precisamente feliz. El muchacho es un poco rarito, pero, la verdad, al verlo actuar nada en él delata al asesino accidental que los jueces sentenciaron. El filme arranca con la puesta en libertad del personaje, con el que Tim Roth, en un papel a su medida, da un auténtico recital: introspectivo, vacilante pero cargado de una experiencia vital terrible, nuestro hombre deberá enfrentarse no sólo a un presente incierto, sino a un pasado que dejó en suspenso.Con estos, materiales, Buddy Giovinaz...

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El muchacho se ha comido un marrón de impresión, seis años de cárcel en los que no parece que haya sido precisamente feliz. El muchacho es un poco rarito, pero, la verdad, al verlo actuar nada en él delata al asesino accidental que los jueces sentenciaron. El filme arranca con la puesta en libertad del personaje, con el que Tim Roth, en un papel a su medida, da un auténtico recital: introspectivo, vacilante pero cargado de una experiencia vital terrible, nuestro hombre deberá enfrentarse no sólo a un presente incierto, sino a un pasado que dejó en suspenso.Con estos, materiales, Buddy Giovinazzo, un antiguo chico de la Factoría Troma, ese grupo de ilustres descerebrados que perpetra filmes gore de cuatro duros, pretende dar un giro total a su todavía corta filmografía. El filme se pretende reconcentrado y dramático, con ese punto de misterio que un pasado oculto y muy lentamente desvelado siempre garantiza. Se pretende también un análisis de las relaciones finales entre dos hermanos -James Russo es el otro-, diferentes como el día y la noche, con la intromisión entre ellos de uria bailarina de strip tease.

Sin vuelta atrás

Dirección y guión: Buddy Giovinazzo. Música: Rick Giovinazzo. Producción: Lisa Bruce y Robert Nickson, EE UU, 1996. Intérpretes: Tim Roth, Deborah Kara Unger, James Russo, Bernadette Penotti, Larry Romano. Estreno en Madrid: Albufera, Colombia, Rex, Minicineis e Ideal (V. O.)

¿Por qué la película nunca llega a interesar siquiera minimamente? Por dos razones principales, ambas demoledoras: una, un guión chapucero que, preocupado por la resolución del largo conflicto larvado entre los hermanos, no duda en acumular desastres sobre el hermano Russo, directamente atado de pies y manos por las deudas que acumula sin cesar.

Y la otra, más grave todavía: una puesta en escena dubitativa, por momentos pero, sobre todo, fatalmente resuelta en las secuencias de acción. No hay. un solo puñetazo que resulte creíble. Pero, sobre todo, Giovinazzo no puede disimular sus orígenes, de ahí que al final encharque todo de sangre, en gratuita revisitación del mundo gore en las antípodas del productco dramáticamente contenido que hasta ese momento estaba pretendiendo contar. Con lo que la cosa se queda en un muestrario del talento a veces errático, de Roth.

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