En un altar

Vivo ejemplo de que la exquisitez no tiene por qué traducirse siempre en abrumadores niveles de ventas, este extraordinario guitarrista y cantante dio uno de los mejores conciertos que se han podido escuchar y contemplar últimamente. Al frente de un impresionante plantel de músicos, entre los que hay que destacar al incendiario guitarra Drew Zinge y al saxo tenor y ex Doobie Brother, Cornelius Bumpus, Boz Scaggs ofreció todo un recital de buen hacer, estilo y elegancia, al cortar y coser bajo el propio patrón un buen número de géneros musicales que tal vez pudieran parecer intocables, pero que...

Vivo ejemplo de que la exquisitez no tiene por qué traducirse siempre en abrumadores niveles de ventas, este extraordinario guitarrista y cantante dio uno de los mejores conciertos que se han podido escuchar y contemplar últimamente. Al frente de un impresionante plantel de músicos, entre los que hay que destacar al incendiario guitarra Drew Zinge y al saxo tenor y ex Doobie Brother, Cornelius Bumpus, Boz Scaggs ofreció todo un recital de buen hacer, estilo y elegancia, al cortar y coser bajo el propio patrón un buen número de géneros musicales que tal vez pudieran parecer intocables, pero que, sin embargo, salen reforzados en interés y belleza tras su interpretación: blues, rytlim'n'blues, funk lento, swing... El pretexto de esta gira era la presentación de su último álbum, Come on home, un sofisticado retomar los sonidos negros americanos más tradicionales con un punto de impecable decadencia blanca. El resultado indirecto de temas como T-bone shuffle o Sick and tired es sencillamente demoledor. Scaggs merecería mejor suerte en la venta de sus discos, porque conciertos como éste le sitúan directamente en un altar.