Tribuna:

El oficio de escuchar

La renovación de la música española pasa por esfuerzos que no siempre están en el primer plano de los reconocimientos públicos. En muchos de ellos tienen un papel preponderante los temas ligados a la formación musical. Hay un curioso consenso en atribuir a las carencias educativas el origen de un cáncer que se ramifica en una creatividad no tan inspirada y poderosa como se desearía, en un nivel de instrumentistas de cuerda no suficiente para surtir al notable número de orquestas existentes, o en un público en muchas ocasiones cansado y rutinario cuya curiosidad no supera lo trivial. Los temas ...

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La renovación de la música española pasa por esfuerzos que no siempre están en el primer plano de los reconocimientos públicos. En muchos de ellos tienen un papel preponderante los temas ligados a la formación musical. Hay un curioso consenso en atribuir a las carencias educativas el origen de un cáncer que se ramifica en una creatividad no tan inspirada y poderosa como se desearía, en un nivel de instrumentistas de cuerda no suficiente para surtir al notable número de orquestas existentes, o en un público en muchas ocasiones cansado y rutinario cuya curiosidad no supera lo trivial. Los temas educativos son un motivo de queja continua, pero rara vez alcanzan la categoría de prioridad.Dos cuestiones ligadas a la educación musical están estos días de actualidad. La primera de ellas hace referencia a los 30 años de la simbólica escuela de música L'ARC de Barcelona, un auténtico punto de referencia de un movimiento imparable, todavía no mayoritario, de reforma musical desde las bases. Lo celebran el próximo domingo, 25 de mayo, con unas representaciones de la ópera Hänsel y Gretel de Humperdick en el auditorio de Sant Cugat. La adaptación es de Albert Romaní y se ajusta a los efectivos con que cuenta, unos coros y orquesta en que participan desde profesores del centro hasta alumnos con edades comprendidas entre los 5 y 18 años. La traducción al catalán del texto se debe al poeta Joan Maragall, y los elementos escenográficos o decorativos están realizados por el Taller de Plástica de la propia escuela.

Las representaciones son una síntesis de la filosofia del centro que dirige con entusiasmo Maria Dolors Bonal. Seguramente no alcanzarán los niveles de calidad a que nos tienen acostumbrados algunos teatros -pocos, la verdad- de ópera. Tampoco lo pretenden. Lo que permanece es la vitalidad de una institución pionera en un concepto de la educación musical abierto y a la altura de los tiempos.

La segunda cuestión es la publicación del libro Escuchar de Fernando Palacios, con el que la Fundación Orquesta Filarmónica de Gran Canaria inaugura una colección de títulos musicales. Se trata de una recopilación de diferentes trabajos del autor extraídos de conferencias y programas radiofónicos, o aparecidos en revistas como Quodlibet, Concerto, Eufonía, Creación, La Fábrica, Aula de Innovación Educativa, Op. XXI y otras publicaciones. En las diferentes variaciones sobre el oficio de escuchar Femando Palacios, compositor y responsable didáctico de la Filarmónica de Gran Canaria, se desliza con agilidad y espíritu incisivo por terrenos tan complejos como el silencio, el ruido, el gusto, la afición o la realización de música con cualquier tipo de objeto. No tiene desperdicio. Es un libro cuyas 300 páginas se devoran de un tirón y en el que se pone el dedo en la llaga sobre algo tan primordial como es el valor de escuchar. Sería una lástima que su difusión territorial tuviese limitaciones al tratarse de una edición restringida en el ámbito de una fundación.

La escuela de música y el libro citados tienen un nexo común desde el aprendizaje o desde la reflexión: escuchar es el elemento clave para un desarrollo musical en cualquiera de sus vertientes. Verdaderamente, y saliéndonos del territorio musical, saber escuchar es también un factor fundamental de la convivencia y debería serlo de la política. No lo es, desgraciadamente. Se habla mucho y se escucha poco", se suele decir al referimos a nuestra sociedad. Una mayor compensación de esta afirmación sería positiva, y no solamente para la música. La importancia de los trabajos de Maria Dolors Bonal y Femando Palacios se hace aún más evidente al situarlos en el entorno donde nos movemos día a día.

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