Crítica:CINE

La sordidez de la posguerra

Tras una larga etapa como periodista en el semanario de sucesos El Caso, Pedro Costa comienza una intensa actividad cinematográfica y televisiva que le lleva e trabajar en exclusiva sobre crímenes. De esta forma, produce la interesante serie de televisión La huella del crimen (1983 y 1989) y las películas Amantes (1990) e Intruso (1992), de Vicente Aranda, y desarrolla una interesante actividad paralela como coguionista y director, con cuatro películas, entre las que destacan El caso Almería (1983), su estreno como realizador, ...

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Tras una larga etapa como periodista en el semanario de sucesos El Caso, Pedro Costa comienza una intensa actividad cinematográfica y televisiva que le lleva e trabajar en exclusiva sobre crímenes. De esta forma, produce la interesante serie de televisión La huella del crimen (1983 y 1989) y las películas Amantes (1990) e Intruso (1992), de Vicente Aranda, y desarrolla una interesante actividad paralela como coguionista y director, con cuatro películas, entre las que destacan El caso Almería (1983), su estreno como realizador, y El crimen del cine Oriente, su último filme.Integrado por dos partes complementarias, el sórdido , mundo de un cine de barrio a principios de los años cincuenta y la peripecia de sus protagonistas -el encargado del local y una joven que un día aparece por allí con su maleta-, el problema de El crimen del cine Oriente es que ambas no están bien ensambladas.

El crimen del cine Oriente

Director: Pedro Costa. Guionistas: Pedro Costa, Manolo Marinero y Javier. Tomeo. Fotografía: Jaume Peracaula. España, 1996. Intérpretes: Anabel Alonso, Pepe Rubianes, Marta Fernández-Muro, José María Pou. Estreno en Madrid: Azul, Minicines, Canciller, Lido, La Vaguada, Renoir Cuatro- Caminos.

Lo que mejor funciona es la descripción del cine de barrio. Tanto por los típicos personajes que lo administran como por sus peculiares espectadores, las familias que van a ver el programa doble, las parejas de novios que se magrean en las últimas filas, las pajilleras que se cuelan... Sin olvidar lo que la película tiene de homenaje al cine, con las proyecciones de fragmentos de De mujer a mujer (1950), de Luis Lucia, y Huella de luz (1943), de Rafael Gil, que dan lugar a alguno de los mejores momentos.

Pero para ser una gran película, a El crimen del cine Oriente le falta dar fuerza a la relación del fracasado encargado del cine con su desgraciada amante. Al tiempo, los personajes secundarios guardan poca relación con el drama. Aunque eso no impide que la historia se siga con interés y el trabajo de algunos actores sea muy bueno. Anabel Alonso hace el mejor papel de su ascendente carrera.

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