El socio de Clinton en Whitewater implica al presidente en la concesión de un crédito ilegal

, La suerte del presidente de Estados Unidos está en las manos de Susan McDougal, la amiga y socia de los Clinton en los tiempos de Arkansas, encarcelada desde el pasado septiembre por negarse a declarar ante un gran jurado de Little Rock sobre el caso Whitewater. Si Susan McDougal corrobora la nueva versión de un episodio crucial del caso ofrecida por su esposo, James McDougal, Clinton podría ser acusado de perjurio, tráfico de influencias y malversación de fondos públicos. Pero ella sigue siendo leal al presidente. "Es porque fue su amante", dice James McDougal."Sin comentarios", era...

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, La suerte del presidente de Estados Unidos está en las manos de Susan McDougal, la amiga y socia de los Clinton en los tiempos de Arkansas, encarcelada desde el pasado septiembre por negarse a declarar ante un gran jurado de Little Rock sobre el caso Whitewater. Si Susan McDougal corrobora la nueva versión de un episodio crucial del caso ofrecida por su esposo, James McDougal, Clinton podría ser acusado de perjurio, tráfico de influencias y malversación de fondos públicos. Pero ella sigue siendo leal al presidente. "Es porque fue su amante", dice James McDougal."Sin comentarios", era ayer la reacción de la Casa Blanca ante el último giro del caso Whitewater: la actitud de sálvese quien pueda adoptada por James McDougal. Este, según informa en su edición de ayer el semanario The New Yorker, ha cambiado su versión de los hechos y afirma ahora que Bill Clinton estuvo presente en la reunión de 1986 en la que se decidió un préstamo público ilegal de 300.000 dólares (unos 42 millones de pesetas) del Estado de Arkansas para la firma financiera de los McDougal. Aún más, asegura que su esposa sigue protegiendo a Clinton porque tuvo relaciones amorosas con el entonces gobernador de Arkansas y hoy presidente de Estados Unidos.

McDougal ha declarado a James Stewart, periodista de The New Yorker y autor de un popular libro sobre el caso, que Clinton participó en esa reunión. Eso es lo que siempre ha sostenido David Hale, encargado en la época de los créditos a las pequeñas empresas del Estado de Arkansas.

El pasado año, Clinton hizo una declaración grabada en video para el juicio al que fueron sometidos los McDougal por el asunto del crédito. El presidente negó haber participado en la reunión o haber presionado de cualquier modo a David Hale para que concediera el préstamo. Bajo juramento, James McDougal apoyó entonces el testimonio de Clinton.

Declarado culpable de fraude en mayo de 1996, sobre James McDougal, que vive en libertad provisional en Arkadelphia, un pueblo de Arkansas, pesa la espada de Damocles de una condena de 84 años de cárcel. Ello le ha llevado a cooperar con Kenneth Starr, el fiscal especial del caso Whitewater, y a cambiar su declaración. En la época en que defendía la inocencia. de Clinton, James McDougal fue sometido cinco veces al detector de mentiras y en las cinco el aparato aseguró que no decía la verdad. Ahora utiliza esas pruebas para sostener su nueva versión de los hechos.

Susan McDougal también fue declarada culpable de fraude por el asunto del préstamo y sentenciada a dos años en la cárcel. Pese a que no está entre rejas por ello -como su marido, ha apelado la sentencia-, sino por negarse a declarar delante del gran jurado de Litte Rock que examina el caso Whitewater Desde un centro, penitenciario femenino de Los Angeles, Susan McDougal se ha convertido en el último apoyo del presidente. Afirma que el fiscal Kenneth Starr la está presionando para que cometa perjurio y declare en contra de Clinton.

Es improbable que la actitud de James McDougal permita al fiscal Starr dar el paso adelante de acusar directamente a Clinton. Los defensores del presidente pueden argüir que su nueva versión, que contradice la efectuada bajo juramento ante el tribunal, ha sido obtenida por la fiscalía bajo la amenaza del encarcelamiento. El fiscal necesita pruebas adicionales, nuevos documentos, grabaciones o testigos, y la única persona que podría provocar el salto cualitativo en el caso es Susan McDogual. La suerte del presidente está en sus manos.

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