TERROR EN PERÚ

Los secuestradores de Lima liberan a 38 rehenes y mantienen sus exigencias para evitar una matanza

Un total de 38 rehenes fueron liberados ano che por el comando del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA) que la noche del martes tomó la Embajada de Japón en Lima. En un comunicado, los guerrilleros anticiparon que otra "cantidad significativa" de rehenes sería liberada si el Gobierno de Alberto Fujimori permite una comunicación telefónica entre el comando y la dirección del MRTA encarcelada en la base naval de El Callao. El presidente Fujimori fue advertido de que cualquier intento de desalojo violento puede desencadenar una tragedia en la legación nipona.

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Un total de 38 rehenes fueron liberados ano che por el comando del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA) que la noche del martes tomó la Embajada de Japón en Lima. En un comunicado, los guerrilleros anticiparon que otra "cantidad significativa" de rehenes sería liberada si el Gobierno de Alberto Fujimori permite una comunicación telefónica entre el comando y la dirección del MRTA encarcelada en la base naval de El Callao. El presidente Fujimori fue advertido de que cualquier intento de desalojo violento puede desencadenar una tragedia en la legación nipona.

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Los secuestradores mantienen sus exigencias de que, el Gobierno libere a sus 458 compañeros encarcelados. Entre los 38 liberados ayer figuran el jesuita español Luis Santiago Martínez Dueñas, los erribajadores de Egipto, Brasil y Corea del Sur; el alcalde de El Callao, Alex Kouri, y el congresista de izquierdas Javier Díaz Canseco.Los asaltantes de la Embajada de Japón en Lima han fijado para hoy -sin precisar la hora- el límite para que concluyan las negociaciones con el Gobierno antes de empezar a cumplir sus amenazas de matar a los rehenes. Parece difícil el arreglo pacífico de la crisis a corto plazo. Sin luz ni agua suficiente y tres únicos aseos para cuatro centenares de personas, los secuestradores y los rehenes reclamaban ayer mayor asistencia a través de cartelones pegados en la fachada de la residencia diplomática ocupada la noche del martes. Los 38 rehenes puestos en libertad ayer hicieron hincapié en que habían recibido "un trato respetuoso y razonable", pero que "las condiciones son precarias".

El anuncio del ultimátum apareció a través de una ventana en una cartulina escrita en japonés poco antes de las once de la mañana (las cinco de la tarde hora peninsular española). Poco a poco, fueron proliferando las pancartas. "No hay agua, luz, teléfono. Recolectar". En otro cartel escrito en japonés se pedía la entrada de un equipo de la televisión semioficial nipona NHK.

En lo que parece constituir el comienzo de una operación de desgaste, el Gobierno dosifica los suministros a la legación tomada por una veintena de guerrilleros, no permite el intercambio de correspondencia familiar, impide técnicamente el funcionamiento de los teléfonos celulares en el barrio residencial de San Isidro e insta a la exteriorización de la repulsa popular contra el terrorismo mediante el abanderamiento de los balcones limeños con la enseña nacional.

Un flota de ambulancias monta guardia cerca, francotiradores en altillos y en edificios próximos atisban cualquier movimiento en el interior de- la embajada y cerca de trescientos policías controlan su perímetro. Los vendedores ambulantes no tardaron en llegar con frutas, refrescos y tarjetas para las cabinas de teléfonos públicos necesitadas por los cientos de periodistas llegados al país.

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El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), por su parte, entrega regularmente medicinas, 500 raciones de comida, 25 bidones de agua potable y un equipo de primeros auxilios para el médico-rehén encargado de atender a sus compañeros de cautiverio. Uno de los guerrilleros resultó herido la noche de la toma. "¿Es cierto que es el Comandante Evaristo?". "La pregunta que me hace usted es muy delicada", responde Steve Anderson, 30 años, suizo, portavoz de la CICR. "Sí, le diré que es un guerrillero que tiene un balazo en una pierna".

Datos aportados por los últimos rehenes liberados y por funcionarios de la Cruz Roja permiten reconstruir las penosas condiciones de vida de las víctimas. Duermen hacinadas en varias habitaciones y pasillos, sobre el suelo o sobre alfombras. El aseo es mínimo y el calor intenso. Todos permanecen en mangas de camisa, sin las chaquetas y corbatas vestidas durante la recepción conmemorativa del cumpleaños del emperador Akihito interrumpida a bombazos. En la parte trasera de la lujosa residencia se observa un gran jardín al que no tienen acceso los rehenes.Los secuestradores apenas asoman la cabeza cuando hacen acto de presencia para dialogar con el CICR. Los restos de la comida criolla y exquisiteces niponas servidas durante el ágape se pudren en el jardín. El menú de los cautivos se compone de ensalada, carne de pollo y vaca y la gaseosa local Inka-Cola.

El total de rehenes asciende, tras la liberación de ayer, a unos 340, de los cuales 17 son embajadores, encargados de negocios o cónsules de diferentes países. El nuevo embajador de España en Perú, Gonzalo de Benito, asumió ayer su cargo por un procedimiento de urgencia ante la crisis en la que han quedado atrapados dos españoles. De Benito se entrevistó con la esposa de uno de los secuestrados, el hasta ayer encargado de negocios, Estanislao de Grandes.

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